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Di no a la constitución antieuropea, totalitaria y tiránica

Escenarios de la Cuarta Guerra Mundial (II)*

por Ángel Expósito Correa

Las mentiras de Michael Moore; Arabia Saudí entre fundamentalismo islámico y cautas reformas democráticas; el polvorín paquistaní; Iraq: del terrorismo a la barbarie; la nueva Al Qaeda y sus relaciones con Sadam Hussein; la pista negra del apoyo islamo-social-comuno-nazista a Sadam Hussein; la lección americana

El progresismo tiene un nuevo héroe. Su nombre es Michael Moore, el guionista de la superpremiada (sobre todo en Europa) película Fahrenheit 9/11 en la cual, según sus untores, se revelarían las mentiras de la Casa Blanca (y, en concreto, del presidente Bush) y las muchas manipulaciones y tramas oscuras que rodearían los atentados del 11-S. Lástima, sin embargo, que en Estados Unidos se haya publicado la réplica de un agudo abogado de Washington, David T. Hardy, que con Jason Clarke ha alcanzado la lista de los libros más vendidos con Michael Moore Is a Big, Fat, Stupid White Man.

“Clarke nos explica que Moore ha empezado a mentir en el liceo (nunca terminado) en referencia a su lugar de nacimiento: Flint, en Michigan, donde numerosos trabajadores, muchos de los cuales afro-americanos, fueron despedidos masivamente en 1986 por la General Motors. En efecto, Moore ha nacido en Davison, una villa próxima a Flint donde viven los ricos de la zona, las casas cuestan lo doble que en Flint, y los negros son solamente el 0,5% de la población. El guionista empieza a darse a conocer en 1989 merced a un documental contra la General Motors, Roger & Me, donde la empresa es mostrada mientras “consuela” a los trabajadores despedidos invitando a Flint celebridades como Ronald Reegan y el predicador Robert Schuller y abriendo un parque de atracciones. La General Motors responde que el palco ha sido abierto en 1984, Reegan invitado en 1980 y Schuller en 1982, años antes de los despidos de 1986. ¿Pero quién hace caso a una malvada multinacional?

En 2002 Moore gana el Oscar con Bowling for Columbine, donde imputa la masacre cometida por dos estudiantes del liceo de Columbine, junto Denver (15 muertos) en 1999 a la tenacidad con la cual los republicanos y el lobby de las armas de fuego, la National Rifle Association (NRA) rechazan modificar la norma de la Constitución que autoriza todo americano mayor de edad a tener un arma. Hardy y sus colegas demuestran que los discursos del actor Charlton Heston, entonces presidente de la NRA y cruelmente mofado por el guionista mientras es víctima del morbo de Alzheimer, han sido manipulados por Moore, cortándolos y cosiéndolos para hacerle decir cosas que jamás ha dicho, y que un anuncio electoral del presidente Bush padre ha sido modificado añadiendo inexistentes referencias racistas.

Se llega así al ataque frontal contra el actual presidente Bush, con tesis conocidas pero contradictorias. Por una parte no habría sido Ben Laden, sino el gobierno saudí apoyado por Bush, a causar los hechos del 11-S. Por otra Bush es un criminal porque es amigo de la familia Ben Laden. ¿Las pruebas? Ambos invierten en el fondo de inversiones Carlyle, y Bush en los días posteriores al 11-S ha dejado volver varios familiares de Ben Laden a Arabia Saudí. Lástima, sin embargo, que en el fondo Carlyle inviertan millones de americanos (y de extranjeros), y que uno de los mayores inversores sea el financiero anti-Bush George Soros, amigo y partidario de Moore. Y que, temeroso que cualquiera se llamase Ben Laden corriera el riesgo de ser asesinado por algún fanático, a enviar a Arabia Saudí los familiares de Osama (respetados hombres de negocios nunca acusados de tener algo que ver con Al Qaeda) haya sido Richard Clarke, entonces responsable de la seguridad interior y enemigo jurado de Bush.
El mensaje de Moore, como de costumbre escrito con mayúsculas, es «NO EXISTE NINGUNA AMENAZA TERRORISTA». De hecho hay más muertos por infarto o por accidentes de tráfico que por atentados del terrorismo islámico. Se avergüence, él y sus difusores y amigos italianos [y europeos], e intente contárselo a los padres de los niños de Beslán» (1).

El escenario saudí

1. Al Qaeda desafía a la monarquía saudí

«El ataque de al-Khobar en Arabia Saudí de mayo de 2004 vuelve a proponer el delicado problema de las relaciones entre el reino de la dinastía Al Saud y los terroristas. En la misma administración Bush se enfrentan dos escuelas de pensamiento. Para la primera, la ideología wahabita y la ultra-fundamentalista de Ben Laden son dos caras de la misma medalla. Para la segunda, los saudíes tienen sus pecados pasados y presentes, pero no es imposible una evolución de éstos en sentido hostil al terrorismo, que Occidente debería favorecer.

¿Quién tiene razón? En la estela de la más rigorista de las escuelas jurídicas islámicas, la hanbalita, se afirma a partir del siglo XVIII el wahabismo, ideología oficial de la actual Arabia Saudí, como corriente puritana y hostil sea a las innovaciones importadas de Occidente, sea a las cofradías místicas del sufismo, acusadas de haber introducido formas supersticiosas e idolátricas en el islam. El movimiento fundamentalista nace en cambio en el sigo XX sobre la base de instancia típicamente moderna y revolucionaria. El fundamentalismo en efecto no conlleva sólo un llamamiento a la tradición islámica, sino que incluye sea un desprecio por los poderes constituidos que le deriva de las ideologías revolucionarias occidentales, sea instancias de reforma social que no pueden por menos que tener en su punta de mira viejos sistemas como el saudí. No faltan sin embargo momentos de colaboración; el fundamentalismo comparte con los wahabitas una interpretación rigorista del islam y el deseo de preservarlo de influencias “corruptoras”.

En 1962 se funda en la Meca la Liga Musulmana Mundial, de cuyo primer consejo de administración forman parte importantes exponentes fundamentalistas, con un tácito acuerdo según el cual las principales organizaciones del fundamentalismo se comprometían a coordinar sus esfuerzos fuera de la península arábica con los saudíes, y reciben a cambio importantes financiaciones, pero renuncian también a estar directamente presentes en el territorio de Arabia Saudí.

Esta alianza táctica entre fundamentalismo y wahabismo es puesta a dura prueba por los atentados del 11-S. Por una parte, el atentado acrecienta las sospechas estadounidenses sobre el papel de ambientes saudíes con el terrorismo. Por otra, atrae la atención sobre los intentos puestos por obra por la misma corriente ultrafundamentalista para desestabilizar la monarquía saudí. Tomar el poder en Arabia Saudí ha sido para Osama Ben Laden históricamente su primer objetivo. Jamás lo ha abandonado. Los atentados anti-saudíes de 2003 y 2004 han convencido a la casa reinante saudí que el peligro incumbe. No sólo eso: algunos exponentes de la familia real llegan al punto de poner en tela de juicio la relación estrechísima entre su dinastía y la dirigencia religiosa wahabita, en cuyo interior están presentes varios amigos de Al Qaeda. En la primavera de 2004 dos mil ulemas wahabitas ultratradicionalistas han sido cesados de sus cargos, y algunos detenidos.

La dinastía de los Saud ha nacido de una relación con el wahabismo, y desgajarse de estos orígenes es difícil. Sin embargo la casa real tiene los medios y el poder para imponer a los religiosos wahabitas no sólo una toma de distancia del terrorismo, sino incluso una reforma interior. La cuestión de las relaciones entre Arabia Saudí, fundamentalismo y terrorismo sigue siendo compleja. Pero conviene impedir a Ben Laden todo paso que le acerque al poder – y al petróleo” (2).

2. ¿Democracia en Arabia Saudí?

El actual candidato a la Casa Blanca por el Partido Demócrata y opositor del presidente Bush, John Kerry, pide insistentemente – cabalgando la truculenta retórica anti-saudí de la película Fahrenheit 9/11 – elecciones políticas inmediatas en Arabia Saudí. Ahora bien, ¿es ello posible? Veamos.

«El anuncio saudí de la puesta en marcha de la máquina electoral de las elecciones municipales en 178 municipios que se celebrarán dentro de algunos meses. Se trata, cierto, de un primerizo y cautísimo paso hacia la democracia: los electores votarán sólo la mitad de los miembros de consejos municipales, la otra mitad será de elección regia. Y sin embargo en la historia de Arabia Saudí es la primera vez que se vota por algo. No se sabe todavía si votarán las mujeres (probablemente no), pero al menos para los hombres el sufragio será universal, lo cual asegurará una representación a las minorías religiosas.

Un amplio frente reformista ve en las elecciones municipales el primer paso para hacer electiva la Shura (“Asamblea”), un embrión de parlamento inaugurado en 1993 y cuyos 120 miembros son por ahora nombrados por el rey, y para convertirla en la sede auténtica del poder legislativo. Este frente aglutina minorías religiosas, cofradías sufis tradicionalmente consideradas heterodoxas y perseguidas por la ortodoxia wahabita, demócratas educados en Occidente, algunos religiosos wahabitas reformadores, y el ala de los fundamentalistas inspirados por los Hermanos Musulmanes que han tomado las distancias del terrorismo. Es posible que aglutine al príncipe heredero Abdullah, que de hecho gobierna el país desde que un infarto ha dejado semi-paralizado al rey Fahd en 1995, y que – en contraste con otros miembros de la familia real – manifiesta un cauto reformismo.

Lo que está en juego es enorme. Arabia Saudí ha reaccionado a las grandes crisis de los años 90 – determinada por la Guerra del Golfo y por la presencia de tropas americanas en su suelo – y de los años 2000, que han visto tras el 11-S varios ataques de Al Qaeda dentro de su mismo reino, con un gran movimiento popular de retorno a la religión llamado sahwa (“despertar”). Este movimiento no es unitario: se benefician los ultra-fundamentalistas de Ben Laden, pero también un nuevo wahabismo abierto a las reformas y hostil al terrorismo, y formas de islam no wahabitas. En el lenguaje religioso, el único capaz de compormeter la mayoría de los saudíes, ha surgido un debate sobre cómo reaccionar al terrorismo. El frente reformista considera (al igual que Bush) que el antídoto al terrorismo es la democracia. Los ultra-conservadores, que no faltan en la familia real, repiten la “canción argelina”, inspirada por las elecciones de 1991 en Argelia y a los trágicos acontecimientos posteriores, según la cual si se celebran elecciones las ganan los fundamentalistas, por lo tanto nada de elecciones. El teorema argelino es a un mismo tiempo falso y verdadero. Es falso, porque diez años de elecciones en el mundo islámico demuestran que, cuando el islam político gana en elecciones libres, en su interior el ala conservadora y no violenta prevalece sobre la próxima al terrorismo. Es verdad, en el sentido que en los países que nunca las conocieron a las elecciones es menester llegar gradualmente. Por esto la postura de Kerry – elecciones ya – es una receta para el desastre. La democracia, si gana en Arabia Saudí, gana en todo el mundo árabe. Pero puede ganar sólo gradualmente: muy gradualmente” (3).

De ahí, pues, la necesidad de apoyar (con la máxima prudencia y sin dar demasiado en el ojo – para no dar pábulo a los fundamentalistas de acusar a los reformistas de “espías occidentales”) a todas aquellas fuerzas que por una razón u otra defiendan una apertura del régimen saudí, sobre todo, en lo referente al respeto de los derechos religiosos de los cristianos (4) y de las demás minorías.

El escenario paquistaní

A pesar del compromiso del presidente paquistaní Musharraf de colaborar con Occidente en la lucha contra el terrorismo mundial, los ataques terroristas de los últimos meses en Paquistán ponen al país en una difícil y delicada tesitura interior. Paquistán, junto a Egipto y Arabia Saudí, es el lugar de origen del fundamentalismo suní. Como ya hemos visto más arriba, los fundamentalistas tienen en común con los tradicionalistas la referencia a la ley islámica, pero son distintos en el papel fundamental que otorgan a la política. [...] Además – y el elemento es de extrema importancia en Paquistán – los tradicionalistas consideran a los chiíes falsos musulmanes, que fundamentan su fe en Alí por encima del profeta, mientras los fundamentalistas no aman a los chiíes pero están dispuestos a tolerarlos si favorece el proyecto político común.

Paquistán es la matriz de la Jamaat at-i Islami, la mayor organización fundamentalista mundial junto con los Hermanos Musulmanes, fundada en 1941 por Abu l-Al’a Mawdudi, y es el país donde el grupo tradicionalista deobandi controla varios miles de escuelas coránicas y en el pasado ha organizado «limpiezas étnicas» contra los chiíes. Los dos grupos no se aman: cuando se vota, el partido deobandi Jamiat e-‘Ulama Islam (JUI) es un competidor de la Jama’at at-i Islami fundamentalista.

Con la dictadura de Musharraf, tradicionalistas y fundamentalistas se han unido en un cartel común que pide elecciones libres, pero en el mientras tanto colabora con el general. Los mayores dirigentes deobandi y los herederos de Mawdudi persiguen una línea “neo-tradicionalista” que sigue pidiendo más sharia en Paquistán pero se autoafirma democrática, condena las violencias contra los chiíes, desaprueba decididamente Ben Laden y Al Qaeda. Que no se trata de una ficción lo demuestra el atentado del 30 de mayo, cuando el muftí Nizamuddin Shamzai, uno de los jefes espirituales de los deobandi, fue asesinado por Al Qaeda sin miramientos.

El islam del cartel paquistaní no es todavía ese islam conservador con el cual se puede dialogar con confianza: es una alianza entre fundamentalistas y tradicionalistas menos extremistas que otros y asustados, que quieren rechazar el ultra-fundamentalismo terrorista y el ultra-tradicionalismo talibán. Un socio muy débil para un diálogo que involucre Musharraf, Occidente y la minoría chií (sobre la cual Irán reivindica una suerte de protectorado). Pero se trata del único socio y del único diálogo disponibles en Paquistán, una potencia nuclear que en mano a los terroristas se convertiría una mina de alcance mundial” (5).

Quien persigue la estrategia del terror y de la desestabilización en Paquistán lo sabe y quiere que este diálogo fracase.

El escenario iraquí

“El hallazgo de 49 cuerpos de jóvenes reclutas del ejército asesinados en el Noroeste de Bagdad – el mismo día en el que es secuestrado un niño libanés y asesinado un agente de seguridad de la embajada americana – marca una ulterior etapa en el proceso de embrutecimiento de la denominada «resistencia» iraquí. Nos hallamos ante el encuentro de dos barbaries: la de los nostálgicos sunníes de Sadam Hussein, que vuelven a los métodos de las masacres masivas y de las fosas comunes – preferiblemente llenas de cadáveres chiíes (tales eran los 49 soldados muertos) – queridas al depuesto dictador, y la de las feroces tropas de Al Qaeda, que matan con igual celo sunníes, chiíes y rehenes occidentales.

«Como siempre cuando se trata de estrategias pensadas, últimamente, por Al Qaeda el embrutecimiento nunca es casual. Los terroristas quieren dar la impresión de estar ganando la partida. Su mensaje es que Iraq es ingobernable, las elecciones de 2005 no se celebrarán, los americanos y sus aliados se encontrarán en una atolladero como el de Vietnam.

[...] Razonar con la mente fría no es fácil: sin embargo, es como nunca necesario. La víctimas de la barbarie en Iraq son ocasionalmente occidentales – cada vez más rehenes capturados en las esferas menos defendidas, las de las organizaciones de voluntariado, ocasionalmente funcionarios de grado menor – y diariamente iraquíes: reclutas jóvenes del ejército y de la policía, pero también cualquiera que tenga la mala suerte de pasar por una calle abarrotada donde estalla un cochebomba. El terrorismo ha pasado de objetivos políticos importantes a otros prácticamente casuales. Amenaza desde hace semanas con matar a los máximos dirigentes del gobierno y a la principal autoridad religiosa que lo legitima, el gran Ayatolá chií Sistani. Se ha sin embargo reducido a asesinar voluntarios humanitarios, simples reclutas o transeuntes, entre ellos muchas mujeres y niños. La barbarie se exprime en la baja carnicería de las masacres de civiles elegidos al azar, dispara sobre la muchedumbre como hacen todas las formas de terrorismo en crisis. Pero son masacres que disminuyen la popularidad de los terroristas también entre sus potenciales defensores. También muchos opositores del gobierno iraquí tienen un familiar, un amigo, un conocido muerto sin razones y sin piedad por los terroristas sólo porque estaba pasando por una calle equivocada.

“Por ello es necesario convencerse que el terrorismo en Iraq no está ganando. Está perdiendo en el aspecto militar, porque el número de terroristas capturados o muertos por las tropas de la coalición es diariamente superior al de las víctimas del terrorismo. Está perdiendo en el aspecto político, porque cada masacre de reclutas adolescentes o de transeuntes en un mercado aumenta la animadversión de los iraquíes por el terrorismo, el consenso hacia el gobierno, las ganas de elecciones, de paz y de democracia. Le toca a Occidente, a nosotros, a los americanos no ceder, no traicionar a las víctimas caídas en Iraq y a los tantos iraquíes que quieren democracia y seguridad, aguantar hasta las elecciones y la derrota final del terrorismo. La barbarie no puede ganar con las armas; pero gana cada vez que consigue confundirnos las ideas, que debilita nuestra determinación en librar una guerra global que nos ha sido declarada por el terrorismo ultra-fundamentalista pero que ahora tenemos que ganar” (6).

2. La nueva Al Qaeda

Tras los atentados contra las iglesias cristianas en Iraq y las amenazas contra los países occidentales está Abu Zarqawi. Lo declara el gobierno iraquí, lo confirman fuentes de inteligencia americanas e israelíes. ¿Pero cuáles son exactamente las relaciones entre Zarqawi y Ben Laden? [...] En Italia el juez Stefano Dambruoso ha sido informado por un «arrepentido» - sobre cuya credibilidad tiene dudas – que Zarqawi habría roto con Ben Laden y gestionaría un ramo de Al Qaeda totalmente autónomo. La misma fuente ha esbozado al magistrado italiano un pintoresco retrato de Al Zarqawi en Afganistán, donde luchaba y se adiestraba con Al Qaeda, pero donde se mantenía aparte, taciturno e independiente.

“La cuestión es compleja. Zarqawi se llama en realidad Ahmed al-Khalayleh, y su nombre de batalla le viene de su lugar de origen, Zarqa, la ciudad jordana a unos veinte kilómetros en el norte de Amán donde ha nacido en 1966. De él se sabe que frecuenta la organización fundamentalista de los Hermanos Musulmanes en Jordania, se adhiere al ramo “internacionalista” del shaykh Adullah Azzam – cofundador de Al Qaeda – y va a luchar en Afganistán en la brigada islámica internacional de Ben Laden. De regreso en Jordania, tras la victoria de la guerrilla afgana, participa al debate interno de los Hermanos Musulmanes, divididos entre un ala neo-tradicionalista que decide repudiar la violencia y recorrer el largo camino del compromiso en las organizaciones sociales – en Jordania, también en la vida política parlamentaria – y un ala que sigue creyendo en el terrorismo. Zarqawi se vincula al líder de esta segunda corriente, el médico egipcio Zawahiri, que lleva una fracción disidente del ultra-fundamentalismo egipcio y jordano a separarse de los Hermanos Musulmanes y a aliarse con Al Qaeda. Zarqawi se presenta por tanto, desde el principio, en la geografía interna de Al Qaeda como hombre de Zawahiri más bien que de Ben Laden.

“Oficialmente Zawahiri y Ben Laden no tienen divergencias. Sin embargo, Zawahiri es egipcio y proviene del complejo debate interno a los Hermanos Musulmanes medio-orientales; Osama es un saudí educado en el islam wahabita y ajeno a estos debates. Es Zawahiri, antes que Ben Laden, a jugar la carta de los contactos con el laico – y perseguidor de fundamentalistas – Sadam Hussein.

«El dictador iraquí es considerado poco menos que satánico por los ultra-fundamentalistas, pero Zawahiri – conforme al principio según el cual el enemigo de mi enemigo es mi amigo – está dispuesto a tratar. Y el hombre adapto es Zarqawi, que viaja a Iraq, entra en contacto con los servicios de Sadam (que atenderán su ingreso en un hospital de Bagdad tras una herida), y organiza una obra de desestabilización del Norte curdo controlado por nacionalistas aliados de los americanos mediante la unificación de varias pequeñas organizaciones ultra-fundamentalistas bajo la sigla Ansar al-Islam. La nueva sigla tiene tanto éxito que extiende sus operaciones a Europa y, cuando los americanos se preparan a invadir Iraq, tiene los medios de poner en pie rápidamente una red para futuros atentados.

“La red de Zarqawi depende sin embargo de Zawahiri en lo referente a la ideología y los contactos internacionales. Y Zawahiri, en este momento encarna Al Qaeda. Zarqawi y los jóvenes comandantes saudíes representan una segunda generación de dirigentes terroristas que esperan, tarde o temprano, llegar a la cúpula de Al Qaeda. Pero hablar de cisma parece del todo prematuro” (7).

3. La pista negra

“Pingüinos de la República”. Así, según Libération, Jacques Chirac habría definido en privado los «mediadores» franceses que, guiados por el diputado Didier Julia y por su amigo Philippe Brett, han intentado una solución privada a la liberación de los rehenes. Los «pingüinos» son sin embargo más que una curiosidad. Tras su iniciativa emerge un cierto mundo francés, que tras haber colaborado durante años con el régimen de Sadam (sobre todo a través de contactos con el número dos del régimen, Tariq Aziz) desde hace meses apoya la denominada «resistencia iraquí». Se dirá que no es una novedad: todos sabemos que los anti-imperialistas y los anti-globalización mezclan las banderas de Sadam con las pacifistas. Pero Brett no es un pacifista o un anti-globalización. Es un extremista de derechas, acusado de simpatías por el nacional-socialismo y con un pasado de asesor de seguridad del Frente Nacional de Le Pen. Julia es un parlamentario de la derecha de Chirac que más de una vez se ha visto en situaciones embarazosas por sus contactos con la extrema derecha de Le Pen.

 

[...] Tras Julia y Brett se entrevé la sombra de la Asociación Francia-Iraq, una de las más bellas creaciones del réseau internacional montado por Tariq Aziz y conocido refugio de extremistas de derecha, algunos explícitamente nazis. El antisemitismo (8) (del cual el régimen de Sadam era un difusor inasequible al desaliento) y el anti-americanismo explican los contactos entre la extrema derecha francesa y la dictadura iraquí. Vínculos, por otra parte, más profundos y antiguos: el nacionalismo laico iraquí al que se inspira Sadam reconoce como líder Rashid Gailani, primer ministro anti-británico de Iraq en los años 1940-1941, amigo y admirador de Hitler. En el partido Ba’ath – sea en la versión iraquí, sea en la siria de la familia Assad – siempre ha habido una corriente que no ha escondido su admiración por el nazismo y ha presentado al baathismo como la versión árabe de los fascismos europeos. Una parte de la derecha extrema europea se ha tomado en serio estas reivindicaciones y ha aumentado las filas de las asociaciones de amistad con Iraq y con Siria, de las que recibió también alguna que otra financiación.

 

“Como siempre, ha sido el antisemitismo el punto de unión. Mustafá Tlass, ministro de defensa sirio durante treinta años, hasta mayo de 2004, ha sido y es todavía hoy el mayor propagandista de la antigua “calumnia de la sangre”, según la cual los judíos mezclan sangre de cristianos asesinados a los ázimos de Pascua. Sus libros son vendidos discretamente en París en ambientes donde Philippe Brett no es desconocido, y que hoy jalean la «resistencia» iraquí. En resumen, hay todo un demi-monde en vilo entre ultra-comunismo y nacional-socialismo donde el antisemitismo circula como la cerveza en Munich en 1933» (9). Cabría preguntarse si la oposición a la guerra de Iraq – y su consecuente prosadamismo, quizás encubierto con la excusa de que “los cristianos estaban mejor con Sadam» (10) – de algunos ambientes católicos españoles y europeos, no se vea influida – consciente o inconscientemente – por las ideas, e incluso relaciones, con el submundo político y cultural de signo claramente antisemita y antiamericano descrito...

En cuanto al antisemitismo y la posibilidad de un nuevo Holocausto, cabe señalar la alarma lanzada por el periodista norteamericano Ron Rosembaum con un libro de más de seiscientas páginas (Those Who Forget the Past, Random House) que recoge los textos esenciales de los favorables y contrarios a la posiblidad de un nuevo Holocausto. Tal perspectiva no surgió, sin embargo, en Estados Unidos, sino en Irán, «[...] donde sermones de predicadores cercanos a la dirigencia iraní han vinculado explícitamente el programa nuclear a la perspectiva de «exterminar cinco millones de judíos» (tantos son los que viven en Israel). Se trata de la «cancelación nuclear de Israel del mapa geográfico», según la amable expresión del ex-presidente Hashemi Rafsanjani (uno de los menos extremistas), y paciencia si este aniquilamiento tuviera como consecuencia la eliminación contemporánea de centenares de millares de musulmanes y cristianos que viven en el Estado judío. La misma retórica se encuentra en las organizaciones extremistas paquistaníes próximas a Al Qaeda. +Paquistán tiene la bomba atómica, y la posibilidad que los ultra-fundamentalistas tomen el poder no es puramente teórica. Se comienza a comprender por qué la simple posibilidad que Sadam Hussein se equipara con armas de destrucción masiva suscitara lo que se ha dado en llamar “pánico etnico” entre los judíos americanos y en Israel.

“La perspectiva del “nuevo Holocausto” no nace sólo de los instrumentos – el arma nuclear – con la que podría ser puesta en práctica, sino también de las motivaciones. Historiadores como Bernard Lewis, autor de un capítulo del libro sobre el nuevo antisemitismo musulmán, han reconstruido con meticulosidad la creciente fascinación de los ultrafundamentalistas islámicos por Adolf Hitler y sus crecientes referencias a la “solución final” en su literatura. Se añaden todos los ingredientes del odio antisemita, capaces de convertir propagandísticamente a los judíos en no personas, y así justificar su exterminio. El fundamentalismo islámico recicla los nefastos “Protocolos de los Sabios de Sión”, un falso documento del plan judío de dominio del mundo, y la acusación según la cual los judíos se sirven de la sangre de los cristianos y musulmanes en rituales secretos, pero añaden también nuevas absurdidades acusando a los judíos de haber creado y difundido el virus del SIDA y de haber organizado el 11-S.

Algunos (también en el mundo judío) objetan que la expresión “nuevo Holocausto” quita algo a la unicidad de la Shoah, y que el odio ultrafundamentalista islámico por los judíos, de naturaleza religiosa y no racial, es distinto del nazismo. Sin embargo, mientras se discute si el nazismo fuera una religión secularizada o una pura ideología política, en las mezquitas iraníes y paquistaníes se sigue predicando el exterminio nuclear de millones de judíos, el apocalipsis final que ensombrece los sueños, o las pesadillas, del fundamentalismo” (11).

El escenario occidental: la lección americana **

No cabe duda que la victoria de George W. Bush ha significado el triunfo de la otra América (12), esto es, de la América cristiana y profunda que nada tiene que ver con aquella otra que se presenta con la tarjeta de visita de Hollywood, inmoralidad extrema y Coca Cola. Es una América que por encima de los tópicos tan de moda también entre los católicos bien formados, ha privilegiado los valores morales frente a todos los demás problemas, incluidos los económicos, dando contemporáneamente una lección a todos aquellos que consideran intrínsecamente injusta la economía de mercado americana y su sistema social (pues, ¿quién puede juzgar mejor sobre la justicia de su sistema económico y social, un europeo (por ejemplo) lleno de prejuicios e ideas ajenas a la auténtica fisonomía histórica y social de la nación norteamericana, o un parado (siempre por ejemplo) del Estado de Ohio?). Ha sido, asimismo, la derrota de las élites progresistas y mundialistas (12) del mundo occidental: frente a los miles de millones de dólares entregados por especuladores financieros como George Soros o como magnates de la información como Ted Turner a Kerry, y el apoyo a este último de buena parte de los medios de información americanos y extranjeros, la mayoría de los votantes de Bush ha votado con independencia de juicio fundamentada en la cultura natural y cristiana. Una vez más se ha demostrado que el país legal (cuando menos a partir de la Revolución francesa) pocas veces coincide con el país real.

Ahora bien, el voto religioso tiene consecuencias y no es gratis. Se esperan, por ejemplo, consecuencias en la elección de los jueces de la Corte Suprema que podría significar, si no la abolición completa del aborto, sí, cuando menos, una restricción radical de las posibilidades para abortar. Asimismo, se puede esperar un aumento de los recursos destinados a la promoción de la libertad religiosa y una defensa intransigente de los cristianos perseguidos en los países comunistas y en los países mayoritariamente islámicos. También es previsible una defensa de la religión en general frente a los ataques del laicismo a la francesa en Francia y en el resto del mundo**.

No considero concebible que la segunda administración Bush desatienda las exigencias del electorado religioso que le ha permitido revalidar el mandato y obtener una victoria histórica para el Partido Republicano. Es posible, por tanto, que en su segunda administración el presidente Bush se sirva menos de los neocon, más bien tibios en cuestiones religiosas y en las “guerras culturales”, y más, en cambio, de los teocon (conservadores teológicos), esto es, de aquel sector de la derecha cristiana americana neocon que, sin embargo, otorga absoluta prioridad – merced a su profunda religiosidad - a las «guerras culturales», y muchos de cuyos miembros católicos son conversos del protestantismo. No cabe olvidar, en efecto, que Estados Unidos es quizás el país donde anualmente más protestantes se convierten al Catolicismo (en 2002 la cifra de conversos rondaba los 80.000).

En fin, toda una lección que nos debe hacer reflexionar acerca de las posibilidades que se nos ofrecen cuando somos fieles y coherentes con nuestra Fe, y cuando, asimismo, nos ponemos humildemente a la escucha de sus enseñanzas sociales para transformar la cultura y, por tanto, la sociedad a medida del hombre y según el plan de Dios.

•- •-• -••• •••-•
Ángel Expósito Correa

 

*Para la primera parte ver: http://www.iespana.es/revista-arbil/(81)expo.htm

 

Notas:

 

1) http://www.cesnur.org/2004/mi_moore.htm

2) http://www.cesnur.org/2004/mi_saudi.htm

3) http://www.cesnur.org/2004/mi_arabia.htm

4) http://www.iespana.es/revista-arbil/(66)arab.htm

5) Massimo Introvigne, “Il Pakistan tra dialogo e deriva islamica”, Il Giornale, 2 de octubre de 2004

6) http://www.cesnur.org/2004/mi_barbarie.htm

7) http://www.cesnur.org/2004/mi_chiesa.htm

8) http://www.iespana.es/revista-arbil/(83)judi.htm

9) http://www.cesnur.org/2004/mi_pista.htm

10) http://www.iespana.es/revista-arbil/(76)expo.htm

11) http://www.cesnur.org/2004/mi_olocausto.htm

12) http://www.iespana.es/revista-arbil/(86)amer.htm

 

Apéndice sobre las elecciones americanas**

 

Al comparar la actitud europea y la estadounidense ante las diferentes religiones, el cardenal Ratzinger afirma: «Pienso que bajo muchos puntos de vista el modelo estadounidense es el mejor», mientras que «Europa ha quedado empantanada en el cesaropapismo».

 

«Las personas que no querían pertenecer a una Iglesia de Estado, se fueron a Estados Unidos y allí constituyeron conscientemente un Estado que no impone una Iglesia y que simplemente no es percibido como religiosamente neutral, sino como un espacio dentro del cual las religiones se pueden mover y pueden gozar también de una libertad organizativa, sin ser simplemente mandadas a la esfera privada», explica.

 

«En esto se puede sin duda aprender de Estados Unidos», pues es un «proceso por el cual el Estado da espacio a la religión, que no es impuesta, sino que gracias a él vive, existe y posee fuerza creativa pública». «Es seguramente una forma positiva», remacha.

 

Ratzinger, por último, cita al historiador Arnold J. Toynbee, manteniendo que «tiene razón cuando afirma que el destino de una sociedad depende siempre de las minorías creativas. Los cristianos deberían considerarse como una minoría creativa de este tipo y contribuir a hacer de modo que Europa recupere lo mejor de su patrimonio hereditario y que sea útil de este modo a la toda la Humanidad» (Zenit, 23/11/2004).

Católicos, evangélicos y valores: claves de la reelección de Bush. La movilización del electorado evangélico, el crecimiento del voto católico y la primacía de los valores marcan con fuerza la motivación de los votantes.

El factor del voto católico ha sido decisivo para deshacer el empate. Se suman una serie de circunstancias que denotan que los católicos votaron “por valores”, no por “etnicismo”, y prefirieron al metodista Bush antes que al pseudo-católico Kerry. La CNN ha difundido datos a partir de estadísticas y encuestas post electorales.

 

• Un 52% de los votantes católicos optaron por Bush; sólo un 47% votaron por Kerry

• El voto católico representó el 27% del voto total en estas presidenciales: 31 millones de católicos fueron a las urnas.

• Con respecto a las elecciones del 2000, el voto católico a Bush subió 5 puntos, mientras que el voto católico al candidato demócrata bajó 3 puntos.

• De los votantes católicos que van a misa al menos 1 vez por semana, el 56% optaron por Bush, sólo el 43% optaron por Kerry

• Hacía 16 años que un candidato republicano a la Presidencia no obtenía el voto católico

• Es la primera vez que un candidato supuestamente católico a la Presidencia pierde el voto católico

• En Florida los votantes católicos fueron un 28%. De ellos el 57% votaron a Bush (42% a Kerry). Entre los de misa semanal, votó a Bush el 66%

• En Ohio los votantes católicos eran un 26%. De ellos el 55% votó a Bush. Entre los de misa semanal, votaron a Bush el 65%.

• Curiosamente, la inteligentsia católica universitaria, los profesores y empleados de las 10 universidades “católicas” más importantes de EEUU, se volcaron en apoyar la campaña de Kerry: 196.000 dólares recogieron para Kerry frente a los 21.200 recogidos para Bush (ver listado de donantes y donaciones en www.cardinalnewmansociety.org ).

 

Reacciones católicas pro-familia

 

“Le arrebatamos los 5 puntos que Kerry necesitaba en Youngstown, Ohio”, dice Kevin Collins de Catholics Against Kerry (Católicos Contra Kerry, una plataforma creada para contrarrestar Católicos Por Kerry, que a su vez era una respuesta a las críticas de los obispos a la postura abortista de Kerry). “Kerry necesitaba un 65 por ciento aquí y sólo consiguió el 60 por ciento”, celebra Collins en Ohio.

 

El domingo mismo antes de las elecciones, las parroquias católicas de Arlington, en Virginia del Norte, repartían los boletines de su obispo, Paul Loverde, recordando que “ningún católico puede decir que es un fiel miembro de la Iglesia mientras defiende o apoya activamente ataques directos contra la vida humana inocente”. Muchos otros obispos han estado recordando la enseñanza de la iglesia al respecto. Los movimientos católicos pro-vida, teniendo a la cabeza a Priests for Life (Sacerdotes por la Vida, www.priestforlife.org ), del padre Frank Pavone, o a Human Life International (Vida Humana Internacional, www.vidahumana.org), también han insistido en señalar las incongruencias de Kerry.

 

Joseph Curl, escribiendo para THE WASHINGTON TIMES señala cómo Bush repetía por todos los EEUU la frase “yo defiendo una cultura de la vida en la que cada persona importa y cada ser cuenta”. La frase “cultura de la vida”, como señala el periodista, está tomada prestada de Juan Pablo II y el público católico practicante la ha reconocido.

 

Austin Ruse, un católico que preside la aconfesional Fundación Cultura de la Vida, lleva un año informando a sus miles de lectores y activistas pro-vida de distintas denominaciones del historial pro-aborto de Kerry y de cómo la Iglesia se ha distanciado una y otra vez de sus posiciones. Según él, Kerry ha resultado ser “un regalo de Dios para la Iglesia católica en el 2004”, porque “ha servido para dibujar líneas, animar a los católicos, marcar distinciones entre lo importante y lo menos importante y dar energía y coraje a una serie de obispos”.

 

En opinión de Jonathan V. Last, editor del semanario político THE WEEKLY STANDARD (www.weeklystandard.com), “la Iglesia católica ha esquivado una bala con la derrota de Kerry. Si Kerry hubiese ganado, se habría montado un espectáculo entre los obispos sobre si había que negar o no la eucaristía a Kerry. Cualquiera que hubiese sido la elección de los obispos les habría acarreado una serie de consecuencias incómodas. En algún momento, la Iglesia católica va a tener que afrontar el tema de los políticos católicos de alto perfil. La derrota de Kerry les da el lujo de afrontarlo a su momento.”

 

Paseando por San Blog

 

Paseando por “la Parroquia de San Blog” (St. Blog’s Parish), es decir, por la miríada de blogs y bitácoras digitales católicas norteamericanas, hay expresiones más fuertes. Por ejemplo, el analista Matthew Mehan escribe en su blog “igual que los adolescentes ahora usan a Bill Clinton para justificar el sexo oral, habrían usado a Kerry para justificar el no ir a misa e ignorar la enseñanza de la iglesia. Él habría hecho retroceder la ficha del diálogo intergeneracional, el ecuménico y el diálogo estado-iglesia de nuevo a la casilla número uno”. Mehan también piensa que Kerry, como “católico” y presidente de EEUU, habría sido una mala tarjeta de visita del mundo católico en el islámico, deshaciendo el trabajo de cooperación pro-vida y pro-familia de la Santa Sede con países de tradición musulmana.

 

En otra esquina de San Blog, en www.envoymagazine.com, los contertulios católicos se plantean su alianza de valores con los evangélicos. Una habitual de la casa, Tony, tiene todo un análisis de la situación:

 

“Nosotros, los católicos que hacemos home-schooling [familias que cooperan mutuamente para educar a los niños en casa sin llevarlos al colegio hasta cierta edad] nos relacionamos con evangélicos continuamente. Diré que excepto una franja lunática, los evangélicos dan la bienvenida a los católicos ortodoxos. Son suficientemente sofisticados como para distinguirlos.  Miradlo así: Jeb Bush es el gobernador de Florida y es un católico converso. En muchos sentidos George Bush es el presidente más pro-católico que hemos tenido.  Sam Brownback, el senador de Kansas, enormemente popular, es católico converso. Frank Keating, católico, ha sido dos veces gobernador de Ocklahoma. Los evangélicos sabían que Kerry era un timo. Podían leer la prensa, sabían que la Iglesia católica se desmarcaba de Kerry. Los evangélicos provida están en contacto continuo con católicos que tienen mucho que decir del tipo de Massachusetts que ha abandonado a la Santa Madre Iglesia. Y os haré una predicción: creo que los republicanos presentarán un candidato católico en 2008. Posibilidades: Jeb Bush o Tommy Thompson. Thompson sería una buena opción: el sur es la clave, es el eficaz gobernador de los Grandes Lagos, es socialmente responsable y católico. Una combinación imbatible.”

 

Los comentarios de Tony convencen a medias a otros parroquianos digitales. “Estos evangélicos no quieren un presidente católico. Los evangélicos son demasiado americanos y no suficientemente cristianos en mi opinión”, dice Mark Downey. “Estoy muy contento de que el apóstata Kerry no ganase, pero no me satisface que Bush fuese la alternativa.” Augustine tiene un diagnóstico lapidario: “Mientras los cristianos estamos divididos, los secularistas están bastante unidos en lo que es importante para ellos.”

 

Por otro lado, todo el mundo cuenta las victorias menores. Patrick Madrid, gran apologista católico, señala satisfecho que en Louisiana ha ganado el cargo de senador Bobby Jindal, hijo de emigrantes indios, devoto converso al catolicismo y especializado en combatir la corrupción en la sanidad estatal.

 

Demócratas buenos, demócratas malos

 

Otros señalan algunas victorias ¡de los demócratas! En concreto, de la pequeña minoría de Demócratas por la Vida (Democrats for Life, www.democratsforlife.org ) que ha publicado su lista de ganadores en estas elecciones (ver en http://www.democratsforlife.org/dfla/DFLAallstars.htm ).

 

"Los Demócratas Pro-Vida ganamos cuando resistimos la presión del partido nacional y representamos los valores de las comunidades locales. Una evidencia de esto es Virginia Occidental. Ganamos el gobernador allí a pesar de que el Presidente Bush se centró en este estado. También ganamos carreras legislativas en estados de todo el país, incluyendo Iowa, Missouri o Michigan y con triunfos en Louisiana. Cuando los demócratas defendemos el derecho de los no-nacidos ganamos elecciones. Cuando hacemos campañas en plataformas abortistas, perdemos”, declara Kristen Day, directora ejecutiva de Democrats For Life of America.

 

Muchos católicos se alegran de la sorprendente derrota de Tom Daschle, que era el líder de los demócratas en el Senado de la nación. De hecho, hace 50 años que un líder de partido no era expulsado del Senado al no ser reelegido en su distrito (en este caso Sioux Falls, Dakota del Sur). Daschle se autodeclaraba católico pero pedía fondos para la liga abortista NARAL, impidió varias veces que se prohibiera el aborto por nacimiento parcial, apoyó la clonación y era considerado el “amigo número 1” de la industria abortista en el Senado. Su obispo, Robert Carlson, le había ordenado que dejase de autodenominarse “católico” en su biografía oficial. Ahora, 4.500 votos (de unos 400.000 emitidos) le han apeado del cargo.

 

El papel de los valores

 

En encuestas a pie de urna a 13.500 votantes de Edison media y Mitofsky, el 22% declararon que para ellos el tema más importante eran los valores morales. La economía y el empleo eran lo más importante para otro 20% y la seguridad frente al terrorismo lo era para un 19%.

 

“El apoyo impresionante que los americanos han dado al matrimonio y a los temas de familia demuestran que este es el Año del Votante de Valores”, dice Gary Bauer, presidente de la plataforma American Values. “Demasiado tiempo nos han dicho que los temas de matrimonio y vida nos dividían como pueblo, pero lo que está claro es que no son temas que dividan, sino que cruzan las barreras de los partidos, del status económico y del grupo étnico para unirnos en defensa de la familia americana” afirma Bauer.

 

Realmente el tema de los valores, abandonados por los demócratas, puede explicar parte del crecimiento de Bush en sectores tradicionalmente demócratas. El voto de Bush entre los hispanos pasó del 31% en 2000 al 44% este año. En el voto negro el crecimiento ha sido pequeño (del 9% ha pasado al 11%) pero puede haber sido decisivo en Ohio, donde 90.000 votantes negros votaron por Bush, según Matt Daniels, presidente de la Alliance for Marriage (Alianza por el Matrimonio). “Aunque el matrimonio homosexual no fuese la única razón por la que Bush se llevase estos 90.000 votos clave, hay evidencia para sugerir que jugó un papel importante entre el electorado afroamericano de Ohio”, dice Daniels.

 

Por no olvidar el crecimiento de Bush entre las mujeres casadas: un 55% con Bush (aproximadamente 5 puntos más que hace cuatro años) y un 44% con Kerry.

 

Pero el punto clave está, como recuerda Larry Kudlow, editor del NATIONAL REVIEW ONLINE (www.nationalreview.com), en el cinturón bíblico que se ha extendido y el voto evangélico cada vez más coherente y organizado en temas de familia, vida y valores.

 

“Aunque los medios de comunicación establecidos casi nunca hablan de ello, el grupo central del apoyo a Bush han sido los cristianos renacidos”, explica Kudlow. “Son aproximadamente el 40% de la población norteamericana. Es gente de clase media, que va a la iglesia, lee la Biblia, practica virtudes tradicionales en su vida cotidiana. Se casan y tienden a permanecer casados. Son tenderos y pequeños comerciantes. Muchos se autoemplean desde casa. Otros son vendedores o representantes de grandes marcas. Compran en Wal-Mart. Son la clase media. Y sí, creen en Dios, como hace su candidato George W.Bush. En Ohio, que resultó ser el estado-veleta más importante, un cuarto de los votantes se identifica como cristiano renacido y apoyaban a Bush en un margen de 3 a 1. Se volcaron para apoyar la enmienda a la constitución del estado que prohíbe el matrimonio homosexual.”

 

Hay muchas señales que hacen pensar que esta tendencia no se va a parar sino que crecerá. Por ejemplo, el voto joven es cada vez más pro-vida y pro-familia. O el fenómeno de las megaiglesias, cuyos feligreses tienden a votar más y votar republicano. La demografía también, porque la gente del norte tiende a ir a vivir al soleado sur... y en el sur los votos electorales se los llevan los demócratas. Y no cabe duda de que si casi todos los intelectuales y artistas y Hollywood apostaron por Kerry, miles y miles de blogs en Internet, comunidades virtuales, listas de correo y grupos digitales de iglesias, movimientos y asociaciones apostaron por los valores. Y a la larga la gente decidió.

 

Por Pablo J. Ginés, www.forumlibertas.com

 

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