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Di no a la constitución antieuropea, totalitaria y tiránica

Responsabilidad de la Universidad en el proceso evangelizador

por María Hdez-Sampelayo

Hace tiempo Santo Tomás Moro escribió: "Enseñad a aquellos que escuchan para que lleguen a un nivel de conocimiento de la Verdad concebida. Aquí uno ha de apoyarse en argumentos que pongan a prueba las raíces de la Verdad y hacer que las personas entiendan que lo que se les dice es verdad; de otra manera, si el maestro decide una cuestión simplemente por su autoridad, el que escucha... no adquirirá ningún conocimiento ni entendimiento y se marchará vacío".

Según enseña el Concilio Vaticano II los laicos tienen la misión específica de "buscar el Reino de Dios tratando las cosas temporales y orientándolas según Dios". Por eso cuando interviene en las cuestiones públicas, del tipo que sean, el cristiano las afronta siempre en la perspectiva de la responsabilidad que le compete en cuanto ciudadano y de la misión que en cuanto cristiano le es propia.

Esta mentalidad laical del cristiano, ya sea científico, político o profesor universitario, comporta una serie de consecuencias. Así por ejemplo no pretende descargar sobre otros o sobre la Iglesia las consecuencias de sus decisiones, es decir que no tiene miedo, o si lo tiene es capaz de superarlo, para dar un testimonio personal claro en defensa de la Verdad y de la Justicia, también cuando en ciertos ambientes una conducta de este estilo pueda ir contracorriente o incluso pueda parecer peligrosa para la propia carrera profesional.

El católico ha de procurar siempre promover la concordia, la serenidad y la apertura de espíritu en la discusión de las opiniones; pero no a costa de reducir el cristianismo al ámbito de lo estrictamente privado, porque en tal caso el mismo bien temporal, terreno, de la sociedad civil quedaría seriamente comprometido.

Los profesores e investigadores católicos debemos dar una razón de nuestra fe profunda, exacta y clara. Las realidades hemos de saber presentarlas con sus matices y dimensiones pues, como son, habitualmente, complejas, no conviene tratarlas de modo simplista. Por eso, debemos disponer siempre de una información completa de las cuestiones que están en la calle y sobre las cuales, los profesores no sólo podemos opinar sino que, como el resto de los ciudadanos, estamos obligados a opinar influyendo así activamente en el desarrollo y mejora de la sociedad.

Para llevar a cabo esta importante tarea resulta necesario amar el mundo en el que vivimos evitando mirar al pasado con nostalgia y resignación sino siempre con una actitud positiva. Solamente así seremos capaces de ayudar en la tarea evangelizadora de transmitir la Fe cristiana a las nuevas generaciones, nuestros colegas y alumnos pues como afirmaba un teólogo alemán luterano "quien huye del presente, huye de la hora de Dios" (1)

Mary Ann Glendon, Profesora de Derecho de la Universidad de Harvard (USA) y Presidenta de la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales ha escrito un importante documento que titula: "La hora del laico. Una llamada al testimonio", en el que analiza la situación de los católicos estadounidenses a lo largo de su historia y el de su responsabilidad en la vida pública en el momento actual en el que, como bien sabemos, la Iglesia americana está atravesando unos momentos complicados.

Afirma la profesora americana que son muchos los laicos cristianos que consideran que en el ámbito público no deben ser fieles a sus convicciones porque no tienen derecho a imponerlas a los demás: este es el caso de la Ley del Aborto, del Divorcio o del matrimonio de homosexuales. Ellos nunca harían estas cosas pero piensan que "los otros pueden hacer lo que quieran" y no pelean para que dichas leyes no salgan adelante. Ante esta realidad recoge, Mary Ann Glendon en su documento, la iniciativa promovida por algunos católicos, protestantes y judíos que han dado un paso al frente para aclarar que cuando en la vida pública los ciudadanos de un país democrático hacen comentarios religiosos basados en puntos de vista morales, no están imponiendo nada a nadie. Están proponiendo pues ese es precisamente el papel de los ciudadanos: proponer, dar razones, deliberar y votar. Es, por tanto, una doctrina siniestra la que intenta silenciar sólo los puntos de vista morales que tienen una base religiosa.

Nos encontramos en un momento histórico en el que hay un gran analfabetismo en materia de Fe debido a que en la sociedad los católicos han perdido su apoyo institucional mientras que la educación en otras áreas del saber es cada vez más avanzada Si la educación religiosa se queda atrás en relación con la educación secular a nivel general, los cristianos están perdidos en la defensa de sus creencias e incluso de sí mismos. Por eso será difícil que sean capaces de salir adelante cuando se enfrenten a un Secularismo y un Relativismo tan extendidos en nuestra cultura.

Resulta irónico, pero es cada vez más cierto que, a pesar de su rica herencia intelectual, tantos católicos se sientan incapaces de responder incluso a las formas más simplistas del Fundamentalismo secular que prevalece entre la clase con educación media.

Hace tiempo Santo Tomás Moro escribió: "Enseñad a aquellos que escuchan para que lleguen a un nivel de conocimiento de la Verdad concebida. Aquí uno ha de apoyarse en argumentos que pongan a prueba las raíces de la Verdad y hacer que las personas entiendan que lo que se les dice es verdad; de otra manera, si el maestro decide una cuestión simplemente por su autoridad, el que escucha... no adquirirá ningún conocimiento ni entendimiento y se marchará vacío".

Es por tanto cada vez más necesaria la necesidad de desarrollar una amplia y completa la formación. Tarea en la que los profesores universitarios tenemos una especial responsabilidad pues estamos preparados para llevarla a cabo.

Juan Pablo II, en una reunión organizada por la Congregación para la Educación Católica y la Federación Internacional de Universidades Católicas, celebrada en Roma del 2 al 6 de diciembre se dirigió a directivos, profesores y alumnos de las universidades católicas de todo el mundo. El Santo Padre pidió a las universidades que ofrecieran su contribución científica y humanística para humanizar el actual proceso de globalización.

El Papa les animó a «permanecer vigilantes, para percibir en los avances científicos y técnicos, y también en el fenómeno de la globalización, lo que es prometedor para el hombre y la humanidad, pero también los peligros que entrañan para el futuro». Destacó, concretamente que "en la mayoría de los casos, la globalización es el resultado de factores económicos, que hoy más que nunca influyen en las decisiones políticas, legales y bioéticas, con frecuencia en detrimento de las preocupaciones humanas y sociales".

En particular, ilustró en su discurso los temas que, revisten mayor interés en estos momentos: «los que atañen directamente a la dignidad de la persona y sus derechos fundamentales y con los cuales están íntimamente relacionados los grandes interrogantes de la bioética».
De este modo, subrayó el «estatuto del embrión humano y las células estaminales, hoy objeto de experimentos y manipulaciones inquietantes, no siempre ni moral ni científicamente justificados».

Animó a que desde el mundo universitario haya científicos que se esfuercen en analizar los factores que intervienen en estos avances y de este modo contribuir a hacer de ellos actos verdaderamente humanos, actos dignos de la persona humana», lo cual significa subrayar el carácter central de la inalienable dignidad de la persona humana en la investigación científica y en las políticas sociales».

Para lograr este objetivo, el Papa consideró que tanto los profesores como los estudiantes de las universidades católicas «están llamados a ofrecer su fe ante la comunidad científica mostrando su compromiso con la verdad y su respeto por la persona humana».

«Para los cristianos --añadió-- la investigación debe ser de hecho emprendida a la luz de la fe arraigada en la oración, escuchando la palabra de Dios, de acuerdo con la Tradición y las enseñanzas del Magisterio».

Igual que en este campo de la bioética existen también otras ámbitos del saber humano donde es importante el testimonio de los universitarios católicos. Señalaremos a continuación algunos ejemplos:

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María Hdez-Sampelayo



[1] El teólogo luterano es D. Bonhoeffer (1984) Predigten, Auslegungen, Meditationrn, I, p. 196-202, citado por Jutta BURGRAF en su obra Conocerse y comprenderse. Una introducción al Ecumenismo. Rialp, Madrid.

 

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