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ARBIL, anotaciones de pensamiento y critica

La vivienda como política familiar

Una adecuada política de vivienda es un presupuesto necesario para la defensa de la institución familiar.

Cuando dos jóvenes (Después de recientes leyes creemos necesario aclarar que varón y hembra) se plantean el matrimonio, presupuesto insalvable es un techo digno. La dificultad de este objetivo necesario constituye un atentado contra la creación de nuevas familias y contra la misma sociedad.

La propiedad en estos casos, es una forma de acceso prácticamente imposible porque siendo el piso un bien de primera necesidad se ha permitido que fuese el principal objeto de la especulación. Este juego de muchos ceros comienza con la actuación urbanística y la barita mágica de convertir los campos agrícolas en suelo urbano. Las recalificaciones, las informaciones privilegiadas y las compras en momentos oportunos están a la orden del día. Tras repercutir el precio del suelo y satisfacer tasas muy diversas y abultadas (regulares e irregulares) para construir, el "activo" edificado acaba tan sólo siendo apto para inversores que darán aplicación al dinero "fiscalmente no regularizado".

Quien a pesar de los precios quiere acceder a un piso en propiedad, padecerá unos aún altos tipos de interés reales y una limitación de las deducciones por primera vivienda de la base imponible. Si no se ha previsto con tiempo la compra del piso abriendo una cuenta ahorro vivienda, la deducción puede quedarse significativamente cercenada.

La solución pasa nada menos que por la rigidez en la actuación urbanística, el control en las "retribuciones" por las licencias de obra, el incremento de las viviendas de protección oficial, la supervisión de los montantes declarados en las transacciones inmobiliarias e imposición de un tipo impositivo inversamente relacionado con los años en los que se generó el incremento patrimonial, el refuerzo de las subvenciones a los jóvenes matrimonios en busca de primera vivienda y la política monetaria que controle en todo momento la abusividad de los tipos de interés .

La legislación sobre alquiler de la vivienda, es un auténtico desastre porque no solucionó el problema de las rentas antiguas y abocó a los nuevos arrendatarios a una absoluta desprotección eliminando la prórroga forzosa sin estipular un plazo mínimo razonable de arrendamiento. Por otra parte los arrendadores de los contratos anteriores a 1.985 siguieron sin encontrar solución a las irrisorias rentas percibidas.

Si el vilipendiado nuevo matrimonio acaba encontrando piso digno que le convenga, el contrato será muy probablemente por un año y tras ese plazo llega la incertidumbre de la renovación o la aventura de encontrar otro piso con nuevas mudanzas y acondicionamientos. Sin un hogar estable, no hay ilusión por acomodarse e invade la sensación de desarraigo que en absoluto favorece la vida matrimonial y la descendencia.

No hay solución drástica pero seguro que se enervaría el rigor del desarraigo introduciendo un plazo mínimo razonable en los arrendamientos urbanos que vayan a destinarse a vivienda, un sistema de actualización progresiva de las rentas antiguas a los precios de mercado y construyendo viviendas públicas que durante un plazo prefijado y a modo de nodriza, se destinasen en régimen de alquiler muy favorable a nuevos matrimonios mientras éstos ajustan sus posibilidades económicas a las condiciones del mercado.

Una adecuada política de vivienda es un presupuesto necesario para la defensa de la institución familiar pero con repercusiones sociales y económicas en el sector de la construcción, en la natalidad y en los problemas de la juventud, por ello es prioritario poner soluciones.

Marqués de Casajiménez *


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