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por Luis Losada Pescador Zapatero califica el consenso con el PP de “conveniente” y Blanco de “imprescindible”. Sevilla reconoce que no darán “derecho de veto” a los populares. Los socialistas catalanes preparan el primer asalto. Todo ello “regado” con déficit público | |||||
| El ex presidente del Tribunal Constitucional, Rodríguez Bereijo, lo ha dicho alto y claro: “las reformas territoriales las planteó la elite de un partido que no se llama nacionalista, pero lo es: el PSC”. La irresponsabilidad de Maragall de ganar por la mano nacionalista a CiU ha puesto a la parroquia patas arriba. Abierto el melón, la comisión parlamentaria para la redacción del nuevo Estatut trabaja a destajo con el semi consenso del mismo PP catalán. Ver para creer. El motor de la desmembración de España se llama Maragall. El resto “chupan rueda”. Y entre ellos, el mismo presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Prometió que aprobaría lo que saliera del Parlament. CiU apuesta por un Estatut de máximos para colocar al PSOE ante su propia contradicción: Maragall frente a barones. No calcula que esa contradicción (500.000 millones de las antiguas pesetas) es solventable acudiendo al endeudamiento. El déficit podría permitir a Zapatero hacer “círculos cuadrados”. La única incógnita es si el PP se sumará al descuartizamiento de lo que queda de España, o no, que diría Rajoy. En todo caso, el PSOE lo tiene claro. Seguirá con su estrategia de “todos contra el PP” incluso en las reformas territoriales. Recuperará el espíritu “guerracivilista” frente al “consenso” que marcó la transición democrática. Por eso señala que el apoyo popular es “conveniente”. Es decir, no necesario. No obstante, el Secretario de Organización del PSOE, Pepiño Blanco señaló recientemente que el consenso del PP resultaba “imprescindible”. Este cronista le preguntó sobre su contradicción con el discurso presidencial, a lo que Blanco respondió que el PSOE no se iba a frenar si los populares se “enrocaban”. La misma explicación ofrecida por el Ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla: “No vamos a darles un derecho de veto”. Ya queda claro: El PSOE hará lo que le parezca oportuno, con o sin el PP. La misma política que la practicada en relación al Pacto Antiterrorista. Y en caso de no haber consenso PP-PSOE, la culpa, ya saben, la tendrá el PP por “enrocarse”. El caso catalán sentará un precedente del camino a seguir en el País Vasco. El gobierno ya descuenta un gobierno tripartito del PNV-EA-EB en minoría. Pero trabaja por un cambio “a medio plazo”. Es decir, aspira a participar en la elaboración de un nuevo estatuto de autonomía con “paz irlandesa” de fondo. Esa es la razón por la que Ibarretxe solicita un encuentro con el “dialogante” Zapatero. No obstante, el “moderado” Josu Jon Imaz apunta a una mejora del autogobierno con apoyo de socialistas vascos y de PCTV. Pero ahora ya los “círculos cuadrados” son más complejos. Porque no se resuelven con la chequera de nuestros hijos, sino con autoridad y firmeza, graves déficits del gobierno Zapatero que permanece en la vaguedad de los principios de suficiencia financiera y solidaridad interterritorial. Las reformas territoriales van “viento en popa”, como la relaciones con los Estados Unidos. •- •-• -••• •••-• | |||||
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