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por Luis Losada Pescador Nuestra sensibilidad pública todavía no ha llegado a tocar a las madres en dificultad. Los centros de acogida y asistencia están sostenidos por iniciativas privadas no siempre bien dotadas. Y la Comunidad de Madrid ha sido la primera administración en tomarse esto medio en serio. | |||||
| La Red de Madres de la Comunidad de Madrid estudia incrementar en el 2006 su dotación presupuestaria hasta los 600.000 euros desde los 450.000 actuales, lo que supondría un crecimiento del 33%. La decisión supone una apuesta decidida del gobierno regional hacia aquellas madres con embarazos inesperados. Dicen los expertos que para toda mujer un embarazo es una situación inquietante. Para aquellas mujeres en las que el embarazo se ha producido en situaciones “inesperadas”, la inquietud es muy superior. Curiosamente el estado social que hemos ido desarrollando en los últimos años, obviaba esta circunstancia. Y eso a pesar de que los efectos negativos del aborto en las mujeres está suficientemente demostrado por multitud de estudios científicos. Somos capaces de hacer piscinas para recreo, invertimos campañas millonarias en las fiestas de los 8.000 municipios españoles, hemos creado centros de día para enfermos de Alzheimer, e incluso hemos creado hogares para mujeres maltratadas. Muchas de estas iniciativas suponen un avance social. Nuestro crecimiento económico va a acompasado de la necesaria cohesión social. Indudablemente este estado social tiene muchos inconvenientes: ahoga la iniciativa personal, mantiene relaciones de dependencia, se prima a chiringuitos de los amiguetes, se fomenta el clientelismo, desmembra los naturales lazos familiares, y se crea una cultura de estado-providencia muy perniciosa. Sin embargo, también revela la sensibilidad de una sociedad hacia aquellos colectivos que se han quedado fuera del proceso de desarrollo. No nos da igual que haya gente sin techo en invierno, ni tampoco que los ancianos vivan en condiciones indignas. Aplausos para una sociedad sensibilizada hacia los problemas de los demás. Pero nuestra sensibilidad pública todavía no ha llegado a tocar a las madres en dificultad. Los centros de acogida y asistencia están sostenidos por iniciativas privadas no siempre bien dotadas. Y la Comunidad de Madrid ha sido la primera administración en tomarse esto medio en serio. Porque hay miles de mujeres atendidas por estas organizaciones que necesitan el apoyo de todos. Con todo, no deja de ser una gota en el océano. Porque en la Comunidad de Madrid se producen 15.000 abortos anuales y más de un tercio están financiados con fondos públicos. Es decir, el gobierno regional sigue destinando cerca de 2 millones de euros para financiar abortos, frente a los 600.000 euros que dedicará a evitarlos. Es un paso en la dirección correcta. Pero sólo un paso hacia la meta: que ninguna mujer se vea forzada a abortar. Porque como afirma el consejero de Educación, Luis Peral, “el aborto nunca es una buena solución”. Es más, no es solución de nada y sí es generador de multitud de problemas. Hay que denunciar a las empresas que no renuevan contratos a las mujeres cuando se encuentran esperando un nuevo contribuyente. Hay que concienciar a la sociedad de que una nueva vida es un bien, no una carga. De momento, bien por la Comunidad de Madrid… y que cunda el ejemplo. •- •-• -••• •••-•
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