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por Gonzalo Rojas Sánchez Fruto de más de 5 años de investigación en archivos nacionales y extranjeros, la obra coloca la figura del notable político conservador del siglo XIX en la dimensión que le corresponde | |||||
| El martes 29 de noviembre a las 12.15 hrs. se lanzó en la Casa central de la P. Universidad Católica de Chile, Alameda 340, el libro Manuel José Yrarrázaval Larraín, Una vida entregada a Dios y a la Patria. Hombre tan fecundo como sencillo, Yrarrázaval fue regidor, diputado, consejero de Estado, senador, ministro del Interior y presidente de su partido. Y a esa actividad pública sumó la más variada gama de otras colaboraciones en prácticamente todos los campos de la vida nacional. En primer lugar, fue un hombre de familia, y familia numerosa, lo que resultó siempre decisivo para su comprensión del modo en que debe organizarse un país, es decir desde su núcleo natural -el matrimonio indisoluble- hacia las periferias de lo variable y lo opinable. Una segunda dimensión lo muestra como activo participante de numerosas iniciativas sociales. Fundador de la Universidad Católica, de los diarios el Bien Público, el Independiente y del Banco de Chile, miembro activo del Club de la Unión, de la Sociedad San Vicente de Paul y de la SNA, así como infatigable gestor de mil iniciativas en su querido Partido conservador. Yrarrázaval practicó con total generosidad su convicción profunda de que en las organizaciones intermedias está la principal riqueza social. Por eso, además, trató de dar al municipio su máxima solidez. En tercer lugar, don Manuel José fue uno de los políticos con mayor capacidad de estudio y reflexion que haya habido en la historia de Chile. Su biblioteca era en la época la más grande en manos de un particular y sus discursos parlamentarios estaban llenos de una erudición eficaz, convincente, rebosaban de esa información que por haberse convertido en sabiduría le permitía tomar las mejores decisiones. Por último, su valentía de caballero cristiano lo llevó a jugarse por un orden natural objetivo en medio de las ásperas disputas de una época secularizadora, como la actual. Y cuando fue necesario, su amor a la Iglesia católica lo lanzó también a poner su voz y su prestigio al servicio de los derechos de Dios. Tiempo de elecciones el de los próximos días. Tiempo de desafíos para el futuro de la familia, de las sociedades intermedias, de la calidad de la representación parlamentaria, de la vigencia del orden moral y de la fe. Tiempos de Yrarrázaval, por lo tanto. •- •-• -••• •••-•
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