El 16 de octubre de 1975 se recibió en el Palacio Real de Rabat el documento que reflejaba las conclusiones del Tribunal Internacional de Justicia sobre el Sahara español, una pesada losa de amargura cayó sobre Hassan II que veía frustradas sus esperanzas de llevar a cabo su proyecto del "Gran Marruecos". No obstante, al final del documento un párrafo señalaba que había existido una cierta relación de vasallaje de tipo religioso entre alguna de las tribus del Sahara y el Sultán de Marruecos. Se consideró suficiente como para montar una historia paralela que diera credibilidad internacional y justificara jurídicamente las pretensiones anexionistas de Marruecos sobre la provincia del Sahara sobre la que España ya había manifestado ante la ONU su voluntad de descolonizar[1]. Esto sucedía en 1975. Poco tiempo antes, el Frente Polisario[2], mal aconsejado por Argelia y, seguramente, por algún consejero soviético[3] decidió plantar cara militarmente a España. No sé si algún dirigente saharaui ha reconocido alguna vez este error públicamente, pero seguro que recordando lo andado y sufrido se habrán arrepentido más de una vez. España no pasaba por su mejor momento. Un cambio de régimen, cuyo desenlace se ignoraba, se solapaba con una crisis en África. Las recientes presiones internacionales contra España por el llamado "Proceso de Burgos" y las condenas a muerte que de el se derivaron[4], hicieron que se debilitara nuestra posición en el Mundo. El ejemplo de Portugal con una cruel guerra colonial en Angola, Mozambique y Guinea Bissau e inmerso también en un proceso de cambio político nos daba un ejemplo a no seguir. Las posibilidades eran pocas y complicadas. La capacidad de maniobra casi nula ante las presiones en la sombra de los EEUU y sobre todo de Francia. Seguramente se podrían haber jugado mejor las pocas cartas que se tenían, pero eso es ya parte de la Historia. Una Historia que aún no ha terminado para el pueblo saharaui ante cuyo sufrimiento España no puede permanecer impasible. Por ello desde que en febrero de 1976 el último Caballero Legionario abandonó el Sahara por el puerto de Sidi Buya en El Aaiún, la postura de España ha sido siempre la misma: respeto a la voluntad de "las partes"[5] dentro de un proceso dirigido por la ONU. El proceso continua. Tras el alto el fuego de 1991 se firma el Acuerdo de Houston de 1997, todos los intentos han fracasado y el mediador, Sr. Baker[6], ha propuesto formalmente ya tres planes que han sido torpedeados sistemáticamente, aunque por diversos motivos, por Marruecos. El proceso continua y no se ve la salida del túnel, sobre todo desde que el Polisario admitiera, contra todo pronóstico y en una hábil jugada diplomática, el último "Plan Baker", descubriendo el Juego marroquí, que tuvo que oponerse a el. El proceso es suficientemente conocido[7] y su explicación no es el objeto de esta reflexión en alto. Por el contrario se pretende hacer una comparación entre este proceso y otros dos que se llevan de forma casi paralela en el mundo. Algunos ensayistas, políticos[8] y eso que llaman "creadores de opinión", sobre todo a raíz de la crisis del islote Perejil en Julio de 2002, han criticado la posición de España con respecto al Sahara y han recomendado que se flexibilice las posición de España manifestando que tras 25 años de ocupación efectiva de Marruecos "ya no es posible" la independencia del Sahara Occidental. Frente a estas manifestaciones se pueden proponer casos en los que el tiempo transcurrido desde la ocupación ilegal de un territorio no es, en absoluto, una razón de peso para "flexibilizar posturas". El de Gibraltar es el caso más cercano y doloroso para los españoles, pero debido al apasionamiento que iba a fluir de mi pluma, he preferido buscar otros procesos similares en el tiempo y en sus posibles soluciones[9]. Se proponen dos casos, que coinciden casi exactamente en el tiempo. La ocupación de Timor Este por fuerzas de Indonesia en 1975 y la ocupación turca de Chipre en 1974. El caso de Timor Este, uno de los últimos países en convertirse miembro de la ONU tras su independencia en 2000 bajo el nombre de Timor Lorosae[10] es muy similar al saharaui. Una potencia como Indonesia invade una colonia portuguesa que se abandona por problemas internos en la metrópoli y tras 25 años de ocupación, una guerra larvada y mucho sufrimiento se consiguió la independencia mediante un referéndum cuyo resultado provocó una ola de violencia terrible contra la minoría católica de la isla. La diplomacia portuguesa puede sentirse orgullosa de su papel y he podido comprobar como en muchas calles de ciudades y pueblos de Portugal ondeaba orgullosa la bandera negra, roja y amarilla de ese pequeño país católico que ha conseguido su independencia a costa de mucho sufrimiento y tras una encomiable y callada labor de la diplomacia de nuestro querido vecino lusitano. Nos ofrecen una hermosa lección de dignidad y buen hacer. El otro caso es el de Chipre cuya parte norte fue ocupada por las fuerzas armadas turcas en 1973 ante la amenaza de la llamada "enosis", es decir la anexión de Chipre a Grecia mediante la decidida acción de los nacionalistas panhelénicos de la isla. Tras un grave riesgo de guerra entre dos vecinos y aliados de la OTAN se formó la "República turca de Chipre del Norte" tan sólo reconocida por Turquía que todavía perdura pero que se ha convertido en parte fundamental de las negociaciones de ingreso de Chipre a la Unión Europea y moneda de cambio necesaria y quizás no suficiente para el acceso de Turquía a la UE. En las negociaciones se empieza a hablar muy en serio de que los "colonos" turcos llegados de Anatolia, deben marcharse y devolver sus propiedades a sus legítimos dueños. Los colonos son cerca de 100.000 personas muchos nacidos en Chipre de padres que llegaron a la isla en 1974. Independientemente del cariz que tomen las negociaciones sobre el Sahara y de su resultado, existen antecedentes más que suficientes y documentados como para no descartar por razones de tiempo cualquier solución incluida la constitución formal de la RASD, que sería un país africano y musulmán que hablaría en español ... ·- ·-· -··· ·· ·-·· Luis Martínez Viqueira [1]El 20 de agosto de 1974 el embajador Piniésanunció oficialmente en la ONU la voluntad de España de organizar un referéndum de autodeterminación. La experiencia del proceso de independencia de Guinea Ecuatorial en 1968 daba suficiente solvencia internacional a España. [2]Frente popular para la liberación de Saguia el Hamray Rio de Oro. Grupo independentista saharaui [3]Recordemos que en aquella época Argelia era virtualmente un satélite africano de la URSS. [4]Es muy curioso ver como, por ejemplo, el Reino Unido presenta una queja formal y llama a consultas a su Embajador en Madrid, cuando poco antes, en 1971, las fuerzas armadas británicas habían matado a 13 personas en la disolución de una manifestación pacífica de católicos en el Ulster. Los criterios empleados no son siempre los mismos, aunque los hechos sean totalmente diferentes desde el punto de vista moral, dicho esto desde una frontal oposición a la pena de muerte. El relativismo moral también existe entre los Estados. [5]Las partes según el Acuerdo de Madrid de 14 de noviembre de 1975, 6 días antes de la muerte de Franco, eran Marruecos, Mauritania y España. Las cosas han cambiado. Una larga guerra y un largo y complejo proceso de descolonización han hecho que las partes sean el Reino de Marruecos y el Frente Polisario, no la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) aunque fuera reconocida por más de 80 países. [6] Mr. James Baker, que fue Secretario de Estado de los EEUU es el representante del Secretario General de la ONU para el Sahara. [7]El profesor Carlos Ruiz Miguel de la Universidad de Santiago ha realizado unos originales y muy documentados trabajos sobre el tratamiento jurídico de la descolonización del Sahara y sobre ellos me ha apoyado en alguna parte de este trabajo. [8]Incluyendo una declaraciones a la prensa del Sr. Zapatero líder del partido de la oposición. [9]Sé que corro el riesgo de que algún escrupuloso jurista internacionalista señale diferencias de matiz que eche por tierra mi tesis, no obstante esta reflexión esta hecha desde el sentido común que algunas veces tropieza con la legislación y la interpretación de los tratados. [10] TimorLorosae quiere decir "Timordel Sol Naciente", con esa poesía de la que sólo son capaces los orientales. |