Arbil, apostando por los valores de la civilización cristiana

Por la Vida, la Familia, la Educación, la dignificación del Trabajo, la Unidad histórica, territorial y social de la Nación, y por la Regeneración Moral y Material de nuestra Patria y el mundo

 


Indice de contenidos

- Texto completo de la revista en documento word comprimido
- Un retrato íntimo de los "intelectuales" elaborado por Paul Johnson: ideología, cambio cultural y transformación social
- El nacionalismo del "Estado moderno", resultado del contractualimo, principal enemigo del patriotismo
- Deberes de los católicos en política. Un recordatorio vaticano
- Editorial: Sobre la concurrencia o no del "casus belli"
- No a una guerra inmoral aunque economicamente rentable; Comprendo, pero no comparto
- José Cadalso y el "dolorido sentir" por España: Una relectura
- El PNV y la lucha contra el terrorismo: el perro del hortelano
- Virtudes del filósofo
- Nuevo Paradigma vs. cristianismo
- La educación el siglo XXI (II Parte)
- Tintín y Hergé
- Historia del ama de casa
- El "patriotismo constitucional"
- Beato Junípero Serra, fundador de ciudades, creador de California
- Triste Aniversario
- Repensar críticamente la modernidad: Rebeldías
- La M. Ana Alberdi, una contemplativa Concepcionista de "La Latina"
- Iglesia española: entre el CIS y la BBC
- Tertulia de Arbil-Bilbao
- Tertulia de Arbil-Madrid
- Textos clásicos: Ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo y el socialismo

Especial sobre el islam

- El islam wahhabita
- Islam y Cristiandad: la guerra de los mil y un años
- Arabia Saudí: ¿Caballo de Troya del fundamentalismo islámico o aliado de Occidente?
- La secta de Mahoma: un mormonismo con éxito
- Europa, Turquía, España
- ¿El islam que viene; nueva configuración social en Europa o reto al orden público?
- Ceuta y Melilla: La defensa de las dos ciudades españolas
- El problema geoestratégico del Islam
- Isla Perejil: ¿incidente aislado o expresión de un conflicto permanente?
- A propósito del Islam en el África subsahariana
- El Islam de Bosnia, una frontera en el interior de Europa
- Mohamed VI, el último rey marroquí
- Las atrocidades ignoradas de Sudán
- Otros artículos relacionados con el mundo mahometano recogidos en Arbil


CARTAS

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Revista Arbil nº 66

El "patriotismo constitucional"

por César Alcalá

¿Quién es Jürgen Habermas y qué teorías expuso con relación al Patriotismo constitucional? ¿cómo lo interpreta el PP?

 

El Patriotismo Constitucional, es un termino acuñado por Jürgen Habermas y que el Partido Popular ha hecho suyo. El término Patriotismo Constitucional ha sido defendido por el ministro de Asuntos Exteriores Josep Piqué y por la señora María San Gil durante el XIV Congreso Nacional del PP. Todo el texto de la ponencia es una exaltación al fundamental papel que le ha tocado desarrollar al Partido Popular, no sólo en España, sino en Europa e Iberoamérica. Se desprende de su lectura que hemos de dar gracias a Dios por habernos dado la oportunidad de tener un presidente del gobierno como José María Aznar y, porque, sin el Patriotismo Constitucional no seríamos nada.

Antes de adentrarnos en los pormenores de la ponencia del señor Josep Piqué y de la señora María San Gil, tendríamos que preguntarnos quién es Jürgen Habermas y qué teorías expuso con relación al Patriotismo constitucional. Jürgen Habermas, (Düsseldorf, 1929). Filósofo y sociólogo alemán. Estudió historia, filosofía y literatura. Ha sido profesor en Heidelberg, en Frankfurt y en Stamberg (Baviera). Es la última gran figura de la escuela de Frankfurt. Habermas unió al interés por el marxismo teórico la atención a la hermenéutica y al pragmatismo. Con relación al Patriotismo constitucional, esta expresión nació en contraposición al carácter étnico de algún nacionalismo. Supone el predominio de unos principios, los de la democracia, sobre las ideas culturales. El verdadero patriotismo constitucional es lo que nos une a todos por encima de otras adscripciones y, como tal, no debiera ser utilizado por ningún partido.

Como escribió Francisco Cambó en el año 1935:

"España será el gran país invertebrado que describe Ortega y Gasset hasta que no se sienta nación de naciones, hasta que en nombre de España no se sientan celos por cada manifestación particular porque el conjunto de estos particularismos es el único que puede formar una gran España."

Éste fragmento forma parte de un artículo de Javier Tusell. Después de insertar este pensamiento de Cambó, escribe Tusell:

"Estas palabras merecen la pena meditarlas en el momento actual. Por desgracia, a mi modo de ver, por culpa de quienes mandan en Madrid, la conciencia de la pluralidad que allí debiera tenerse no sólo no progresa sino que retrocede. Y, por eso, se aleja también aquel ideal de participación que Cambó propuso".

Tomando como base la ponencia del Partido Popular, el Patriotismo Constitucional nos separa, nos divide y entra en contradicción con los postulados formulados por Habermas pues, ha sido utilizado y me atrevería a decir, impuesto por un único partido político, sin importarle la opinión de los demás pues, su ego no les permite darse cuenta de la realidad. Como ha escrito Javier Tusell:

"Todo el texto de la ponencia tiene un aire entre rancio y mohoso (…) vibra en él un sentimiento de angustia por una España perdida (…) Lo que traspira el texto de la ponencia del PP es una idea de España enteca, mutilada, chata, carente de lo mejor que nos caracteriza (…) Pensar que si nos apuntamos al patriotismo constitucional del PP deberemos mirar con severa prevención a personas como Oteiza y Chillida, Miró y Tápies, Maragall y Pla, Fuster y Castelao. Ellos han vivido desde su nacionalidad colectiva y nos han prestado mayores servicios patrióticos a todos que Aznar. Pertenecen a la España grande; la del presidente es mucho más chiquita."

El concepto de España, como nación, del Partido Popular es muy diferente de las palabras pronunciadas por Marcelino Menéndez y Pelayo, en el año 1900, durante el brindis homenaje a Pedro Calderón de la Barca. Dijo Menéndez y Pelayo:

"En suma, brindo por todas las ideas, por todos los sentimientos e ideas que son los nuestros, que aceptamos por propios, con los cuales nos enorgullecemos y vanagloriamos nosotros, los que sentimos y pensamos como él, los únicos que con razón y justicia y derecho podemos enaltecer su memoria, la memoria del poeta español y católico por excelencia, el poeta de todas las intolerancias e intransigencias católica; el poeta teólogo; el poeta inquisitorial, al que nosotros aplaudimos y festejamos, y bendecimos, y a quien de ninguna suerte pueden contar por suyo los partidos más o menos liberales, que en nombre de la unidad centralista, a la francesa, han abogado y destruido la antigua libertad municipal y foral de la Península, asesinado primero por la Casa de Borbón y luego por los Gobiernos revolucionarios de este siglo."

De éste fragmento de Menéndez y Pelayo debemos extraer dos conceptos: Revolución Francesa y Liberalismo. La Revolución francesa fue un período de la historia de Francia caracterizado por un proceso revolucionario que puso fin al Antiguo Régimen. La Asamblea francesa centró sus pretensiones en: la supresión de los derechos feudales, se decretó la venta de los bienes eclesiásticos y se estableció la Constitución Civil del Clero, además de la promulgación de la declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano.

Apuntemos que algunas de estas actuaciones se reprodujeron en España a lo largo del siglo XIX y XX: leyes de exclausuración y desamortización de Mendizábal y Mádoz; represión de la Iglesia católica; y la regulación de las Ordenes Religiosas en la constitución republicana de 1931.

La doctrina liberal o liberalismo fue elaborada en oposición a las monarquías absolutas. Se consolidó políticamente en el s. XIX en EE UU, Gran Bretaña y Francia de la mano de la burguesía industrial. Definía un Estado sometido al derecho y a la división de poderes y cuya misión era velar por el respeto de los derechos de los individuos, especialmente a la propiedad. El liberalismo tenía una fe absoluta en el progreso técnico, económico y social de la humanidad. Inicialmente eran partidarios del sufragio censatario, aunque los liberales más radicales (demócratas) aportaron la defensa del sufragio universal.

En España el liberalismo se incorporó a la vida política desde las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812. Se desarrolló desde 1820 en dos grupos, los moderados, que ocuparon el Gobierno a partir de 1833, y los exaltados o progresistas, que sólo accedieron al poder en 1840-1843 y 1854-1856. Desde el Sexenio Democrático (1868-1874), el liberalismo fue interpretado como la aceptación del monarquismo constitucional. A partir de la Restauración, en la que el liberalismo fue asumido por los dos grandes partidos del sistema (Liberal y Conservador), el término liberalismo se identificó con los defensores del conservadurismo burgués contrario al intervencionismo estatal. A medida que los partidos socialistas intervenían en la vida política, la etiqueta liberal pasó a designar una forma de conservadurismo burgués.

Para la economía, el liberalismo afirma que existe un orden económico natural que tiende a establecerse espontáneamente. El hombre debe limitarse a descubrir las leyes que impulsan el sistema económico hacia su equilibrio y que son conformes con la naturaleza humana. El hombre es concebido como Homo economicus: un ser racional que sólo aspira a procurarse las máximas ganancias con el mínimo esfuerzo.

Los economistas liberales confían en la libre competencia para equilibrar la producción y el consumo a través del mecanismo de los precios, al tiempo que el mecanismo de los ingresos será suficiente para ajustar la oferta y la demanda de trabajo y capital. Esta concepción del papel del Estado en la economía se mantuvo durante el s. XIX y principios del XX, reflejándose en un escaso peso de la economía estatal en la renta nacional. Tras la crisis de 1929 surgió el intervencionismo estatal impulsado por Keynes para paliar ciertos desequilibrios del mercado.

Bien, una vez conocidos estos dos conceptos, cuya filosofía ha asumido el Partido Popular y ha querido darla a conocer a través del supuesto Patriotismo Constitucional, lo compararemos con lo que, desde mi punto de vista, tendría que ser el Patriotismo Constitucional. Aunque el Partido Popular piensa que ha encuñado éste concepto, la idea básica ya estaba en la mente de muchos, años antes. Nuestros políticos creen que han encontrado la piedra filosofal. Se equivocan. El 4 de diciembre de 1890 el Obispo de Barcelona, Salvador Casañas y Pagés, escribía:

"Sobre esto debo hacer observar a usted que la Iglesia, al condenar el liberalismo, ha condenado todos y cada uno de los errores que profesa la escuela así llamada, y no ha distinguido entre el liberalismo templado y el liberalismo avanzado; de modo que de dicha condenación nadie puede deducir lógicamente que existe un liberalismo verdad y otro error, un liberalismo que sea compatible con las enseñanzas de la Iglesia y otro no. De donde se infiere que para ser liberal no es necesario profesar y defender los errores todos del liberalismo en su más subido grado; sino que basta admitir, profesar y defender uno cualquiera de ellos; de modo que quien no siente con la Iglesia está contra la Iglesia, pues sabia cosa es que Jesucristo ha dicho: Qui non est mecum, contre Me est. "

El historiador Frederick D. Wilhelmsen escribió, con respecto a la Revolución francesa y al liberalismo:

"La Revolución fue un ambicioso intento de concebir el orden social y político en los mismos términos que el orden lógico. Los resultados son tan conocidos que bastará con enumerarlos: la supresión de tesoros de realidad concreta, mediante una economía capitalista que deificó el mercado y con ello congeló el sistema gremial y desecó la pequeña propiedad; el horizontalismo del Estado, que reclamó –y a menudo logró con ayuda de bayonetas- la muerte de las libertades locales y de los privilegios históricos; la centralización del Estado, realizada a través de un sistema de partidos que representan preferencias ideológicas en vez de realidades sociales; el robo de las tierras de la Iglesia, el famoso "patrimonio de los pobres"; la creación de una gigantesca burocracia cuyo fanatismo igualitario llegó al extremo de suprimir la vieja y humana costumbre de permitir a los universitarios pasar libremente de un país a otro con la sola presentación de sus credenciales académicas. "

En la misma conferencia traza lo que es y debe ser la política tradicionalista. Escribe:

"ha de basarse en una sociedad matizada por diversidades y derechos locales que son reflejo de la rica diversidad que brota de la personalidad humana y, a la vez, el resultado histórico de esa diversidad; ha de procurar una extensa distribución de la propiedad, porque siente íntimamente que la pequeña propiedad es la mejor defensa de la libertad que conviene al íntimo status de la persona humana; ha de respetar las virtudes cívicas, pero colocará en la primera línea de su ideario el honor y la caballerosidad, porque sólo mediante ellos pueden la viuda y el huérfano ser protegidos contra el prepotente, y sólo esto nos permite completar "lo que falta en los sufrimientos de Cristo", según palabras de San Pablo; ha de ver en el rey, no un símbolo coronado, una cifra adorada e incensada, sino la espada de este honor; ha de dar a cada uno lo suyo y jurar lealtad a los que Dios ha colocado por encima de él; ha de creer que el hombre ha sido hecho para caminar con la cabeza alta y con conciencia plena de su dignidad."

Esta política, descrita por Wilhelmsen es patriotismo cristiano o dicho de otra manera, lo que llamamos la Tradición o tradicionalismo. Wilhelmsen apunta que, en leguaje popular esta doctrina es conocida como Carlismo.

El pedagogo y periodista carlista, Joan Bardina, escribió su posicionamiento con respecto a la Revolución Francesa, la descentralización y el poder centralista que estaba aplicando el gobierno de Alfonso XIII. Escribía Bardina:

"La Revolución francesa, cuna del parlamentarismo neo latín, lo es también del centralismo y del individualismo. Así lo reconoce Prat de la Riba, en su discurso de la Asamblea de Manresa y así lo creen todos los pensadores. Porque si reforzar las personas jurídicas y sociales equivale a dar menos importancia al individuo, es evidente que el liberalismo, que deifica al individuo, será antitético con el regionalismo, cuando el objetivo son las personas sociales. De aquí que los partidos liberales españoles hallan sido siempre centralistas; de aquí que lo sean los actuales partidos dinásticos; han de serlo por fuerza, mientras sean liberales y parlamentarios; siendo puras mentiras de engaña tontos todas aquellas promesas de silvelo-liberales. Las ideas nos decían que no podían ser otra cosa; la práctica ha venido a corroborar las ideas. En conclusión, sabemos que, cuando más autónomas las Regiones, más ligadas quedan al Poder Federal."

Pienso que todos estos conceptos se engloban dentro de lo que tendría que ser el Patriotismo Constitucional. Entendido como tal. Lo que ocurre es que el Partido Popular lo entiende a medias y lo moldea según su imagen y semejanza. De haberse estructurado, sin miedo, quizás se hubieran dado cuenta que, como escribía Joan Bardina, cuanta más autonomía tiene una Región, más se siente ligada al poder que se la ha dado, en este caso, a España.

Antes de adentrarnos en el texto difundido por el Partido Popular, leamos lo que, Salvador Cardús, escribió en La Vanguardia, con relación al Patriotismo Constitucional. Escribe Cardús:

"Se toma el envase de una teoría que suene bien -¿qué tal patriotismo constitucional?-, se echa al cubo de la basura su sesudo y erudito contenido y, en uno de los malentendidos más humorísticos que nunca se hayan producido en el campo de la teoría política, se envuelve con él al viejo unitarismo nacionalista español de siempre: vino viejo en odres nuevos, al revés que en el Evangelio."

La cruda realidad es que el Patriotismo Constitucional no deja margen de maniobra a las autonomías, a pesar de que dicen todo lo contrario. Volvemos al inicio, a la unidad de España, al centralismo político, a la grandeza de Madrid en detrimento del resto de España. Es curioso que este pensamiento centralista haya sido defendido por el Sr. Piqué, catalán, y la Sra. San Gil, vasca. Vamos, pues, a conocer las teorías que, bajo el envase del Patriotismo Constitucional, intentan vendernos los miembros del Partido Popular.

La ponencia comienza por definirnos el concepto que quieren explicarnos: el Patriotismo Constitucional es el Patriotismo de la España Constitucional. La definición es un poco confusa. Si separamos los dos términos, tenemos que, por una parte, Patriotismo es el sentimiento y proceder del patriota; y Constitucional sería todo aquel que es partidario de ella. Por lo tanto, el Patriotismo constitucional engloba a todos aquellos patriotas amantes de la Constitución. Lo cual supone que estamos ante un término ambiguo, que tanto puede englobar el amor a la Patria, a la Constitución, a la Unidad Europea, a Iberoamérica o a cualquier otro proceder político, social o económico. Esto se desprende después de la lectura de la ponencia. Han acuñado un término indefinido, que no significa nada, y lo han transformado en algo grande, genial, único. Este término también sirve para tergiversar la historia y darnos a conocer una verdad a medias. Los que más contrarios fueron a la Constitución de 1978, ahora, veinticinco años después, la adoptan como suya y con la Carta Magna en la mano, viajan por el mundo predicando su verdad, una verdad a medias. Una verdad que, como veremos, sólo existe en la mente de los dirigentes del Partido Popular.

Escriben los ponentes:

"La Constitución fue fruto del esfuerzo colectivo de todos los españoles. No fue, y no es, la Constitución de los unos contra los otros. No fue, y no es, la Constitución de una idea de España contra otra idea de España. Fue, y es, la voluntad de todos para encontrar un marco en el que podamos sentirnos razonablemente cómodos y que nos permita a todos vivir en libertad."

Vuelve a aparecer el fantasma de las dos Españas de Machado. Aquellas dos Españas, según el Partido Popular, han dejado de existir. Yo creo que si se dieran una vuelta por España, a pie, se darían cuenta que las dos Españas existen. Lo que ocurre es lo siguiente. Se han reinventado una España gracias a eliminar una serie de principios que eran básicos. Leamos:

"La Constitución es la superación de los desencuentros históricos de los españoles. Gracias a ella, las "dos Españas" se reconciliaron en una, se zanjó el problema religioso y la cuestión social, la forma de la Jefatura del Estado y el modelo territorial. Con ella España se abrió el mundo y consiguió su incorporación a la Unión Europea y la potenciación de su vocación americana."

No es cierto que las dos Españas se hayan reconciliado. Todavía existen. Están latentes en el ambiente. Es lógico que se zanjara el problema religioso. En primer lugar nos tendríamos que preguntar si la religión es un problema. Yo creo que no, todo lo contrario. Se zanjó convirtiendo a nuestro país en un estado laico. Si no hay religión oficial, difícilmente puede haber problemas. Por lo tanto, según el Partido Popular, es lógico que la Constitución haya sido un conjunto de leyes integradoras para todos los españoles, si se suprimen los principios fundamentales que han regido España durante siglos, los problemas desaparecen o, mejor dicho, restan latentes, como los volcanes, hasta que un día vuelven a estallar. Después dicen:

"Los artífices de la Constitución fuimos todos los españoles que supimos integrar nuestras legítimas discrepancias políticas y nuestros sentimientos de identidad, en un proyecto común y compartido. Es de justicia rendir homenaje a todos los que de una manera directa, y en nombre de todos los ciudadanos, participaron en la redacción del texto constitucional; en este Congreso y en nuestro Partido están algunos de ellos."

Si uno no tuviera memoria histórica, aceptaría éste párrafo como verídico. Ahora resulta que todos, absolutamente todos, fuimos los artífices de la Constitución. Lo cual no es cierto. Si tomamos cualquier enciclopedia e indagamos el término Constitución y, posteriormente, centramos nuestra búsqueda en la de 1978, podemos leer lo siguiente:

"Constitución de 1978. Constitución de consenso. Elaborada tras el final del régimen franquista y la vuelta de la democracia en España, fue ratificada por referéndum nacional el 6 de diciembre de 1978, aceptada por la mayor parte de los partidos políticos y sancionada por el Rey el día 27 del mismo mes. Es monárquica, democrática, autonomista y recoge derechos, colectivos e individuales, de carácter económico, social y de medio ambiente. Junto a los derechos y libertades, en la Constitución se especifican los deberes y obligaciones de todos los españoles, de los que los principales son la atención para con el cónyuge y los hijos, la obligación de recibir enseñanza los niños y la de sostener los gastos públicos. En el título X se prevén los mecanismos de reforma de la Constitución."

Bien, esta es la definición. En ella se dice: aceptada por la mayor parte de los partidos políticos. Algunos estuvieron en contra. Fraga, uno de los llamados "padres de la constitución", protestó ante el capítulo octavo y puso muchas trabas para que fuera aprobado. Algunos miembros del PP (antes Alianza Popular) no votaron o votaron en contra de ella. José María Aznar incluso escribió una serie de artículos, con el seudónimo de un josé antoniano, expresando su postura contraria a la Constitución. Ahora resulta que es más constitucional que los constitucionalistas. Claro, lo de ahora es lo auténtico y lo de antes tiene que ser apartado, borrado, falseado. Esto es lo que les gustaría al Partido Popular, que la historia pudiera ser modificada a su antojo. Por suerte existen las hemerotecas y, gracias a ellas podemos saber que muchos miembros del Gobierno y del partido no fueron, en su momento, tan constitucionalistas como ahora nos quieren hacer creer.

Los ponentes, Pique y San Gil, continúan con su ponencia diciendo:

Defender la constitución es defender los Estatutos de Autonomía. Defender la Constitución es defender con todas sus consecuencias la España plural; defender los Estatutos de Autonomía es defender con sus consecuencias la idea de España.

"El Patriotismo Constitucional respeta los núcleos de convivencia: pluralidad, tolerancia, libertad, autonomía y unidad. "

"La Constitución no es un manual que hoy se debería reformar (…) No es bueno ni conveniente poner regularmente en crisis lo que funciona (…) El Partido Popular es contrario a abordar en esta etapa una reforma constitucional. No la consideramos necesaria ni conveniente."

Los ponentes entran en contradicción. En el último párrafo leído dicen que la Constitución no puede ser reformada pues, para ellos, funciona. Aplican la máxima de: más vale malo conocido que bueno por conocer. Sin embargo, al principio de la ponencia exponen esta interesante reflexión: La España de hoy es sustancialmente diferente de la de los inicios de los años setenta. No consideran necesario ni conveniente reformar la constitución pero, en cambio, afirman que la España de hoy no es la de 1978. Entonces, ¿por qué no reformarla? Los modelos de hace 25 años sirvieron para una sociedad que acababa de salir de una dictadura. Hoy las cosas son diferentes. El Partido Popular se ha empecinado en no tocarla. Como si fuera un dogma, como si fuera la Constitución los Mandamientos de Dios. Considero que están equivocados. La evolución de los pueblos implica que sus leyes han de ponerse al día, para que puedan ser útiles. Leyes anacrónicas de poco sirven a una sociedad en constante evolución. Eso sí, en una próxima etapa piensan reformarla. ¿Cuándo se iniciará esa nueva etapa? De momento no hay contestación. Es una incógnita.

Continuando con la ponencia leemos:

"Puede asegurarse que nuestro sistema autonómico tiene un grado de descentralización política igual –sino superior- al de los Estados federales."

"Una nación plural con una identidad no étnica, sino política, histórica y cultural, surgida de su aportación a la Historia y la Cultura universales, de su propia pluralidad constitutiva, y de su proyecto histórico enraizado en dos mundos, el europeo y el americano."

Esto no es verdad. Se ha impedido a las autonomías que tengan su representante en la Unión Europea. Diferente es el caso alemán, que tiene sus representantes. Así pues, aunque nos quieran hacer creer lo de la descentralización, las pruebas que nos dan diariamente, corroboran el hecho de que, les guste o no, la descentralización política pasa por el rasero del Gobierno del Partido Popular.

Los ponentes no pueden dejar de lado sus ideas liberales al afirmar que:

"Hoy vivimos en un país libre, abierto, plural y democrático."

"Al patriotismo constitucional no le basta el mero hecho nacional, sino que busca sus cimientos en sólidos principios y valores éticos, rasgos de civilización y normas de convivencia para la libertad."

Estos dos párrafos son puro liberalismo. No nos tiene que sorprender. Lo que si nos ha de poner en guardia es que Aznar se halla puesto a la cabeza del liberalismo europeo. Parece como si el liberalismo lo hubiera inventado él. Tampoco es de extrañar pues, ¿qué hubiera sido de España si él no fuera presidente del Gobierno? Sencillamente estaríamos inmersos en el caos.

De nuevo, los ponentes, se contradicen o, al menos, argumentan cosas que no creen pues, las pruebas nos demuestran que dicen lo que no piensan. Escriben:

"Los fundamentos históricos y morales del patriotismo constitucional, son los valores inspiradores del gran pacto de la transición democrática, los plasmados en la Constitución, y desarrollados en los Estatutos de Autonomía."

"Un Estado social y democrático de Derecho, se fundamenta en los principios de su indisoluble unidad, el derecho a la autonomía y la solidaridad entre las nacionalidades y regiones que la integran."

Si se busca la unidad, difícilmente se pueden dar autonomías o, dicho de otra manera, es imposible conceder la descentralización a las autonomías. Es cierto que se han dado Estatutos de Autonomía pero, no existe la descentralización. El Partido Popular considera que la descentralización tiende a separarlos de España. Considero que se equivocan. Quizás tendrían que leer un poco más y verían su error. Anteriormente me he referido a Joan Bardina. He leído una frase que merece la pena volverse a repetir. Decía Bardina: sabemos que, cuando más autónomas las Regiones, más ligadas quedan al Poder Federal. Esa es la verdad. Entonces, ¿por qué tanto miedo? Es posible que tengan miedo a perder el control del Estado. Quizás, en vez de mirar los modelos ingleses e italianos, nuestros gobernantes tendrían que mirar hacia Alemania y ver cómo funcionan los länder.

Aunque, claro, teniendo en cuenta lo que leeré a continuación, difícilmente uno puede tener la humildad de mirar más allá de sus narices. Escriben los ponentes:

"La lealtad constitucional, en una sociedad moderna, significa dar el máximo valor al principio del imperio de la ley, al ser ésta, al mismo tiempo, expresión de la voluntad popular y garantía de nuestras libertades."

"Constitución, España, libertad, vocación europea, son términos sinónimos. Se funden en el patriotismo constitucional."

"El patriotismo constitucional es la mejor actitud política para combatir el fenómeno del terrorismo, y promueve en este sentido la unidad de los demócratas como elemento clave para su derrota."

"Entendemos que el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo es el primer paso y el mejor ejemplo del patriotismo constitucional en ese terreno, y nos comprometemos a trabajar para su fortalecimiento y profundización. También con quienes condenan inequívocamente el terrorismo."

"Debemos afirmar con firmeza que en el marco constitucional no cabe la invocación de un inexistente "derecho de autodeterminación". Pretender llevarlo a cabo significa lisa y llanamente la voluntad de quebrar radicalmente el orden constitucional".

"España es hoy una potencia de tamaño medio que tiene intereses y prioridades en el Mediterráneo, en Europa, en Iberoamérica, y al mismo tiempo tiene una ambición global de estar presente en todo el mundo de una u otra manera, conforme a nuestras propias posibilidades y podemos decir que tiene ambición de asumir más protagonismo cada día y más responsabilidades. Si esto es así, es porque ha existido el esfuerzo colectivo de la sociedad española del que podemos enorgullecernos. Por ello, queremos y debemos pensar en positivo."

"La presencia de las iniciativas españolas en el mundo también es un reflejo del patriotismo constitucional. Una sociedad libre, abierta y plural como la nuestra, ha de proyectar hacia el exterior su actividad, y con ella sus valores constitutivos."

A pesar de contradecirse en sus afirmaciones pues, donde dicen una cosa después dicen otra, se llega a la conclusión de todo lo que pasa en España es gracias al Patriotismo Constitucional. Todo lo bueno, ¡claro! Lo que no va bien es por culpa de las Autonomías, que desean romper la unidad de España. No volveré a repetir lo dicho sobre las Autonomía. Fijémonos en un punto. España es una potencia de tamaño medio. Esto es lo que piensan y lo que dicen los ponentes. También lo repite hasta la saciedad Aznar. ¿Cuál es la verdad? España está a 10 o 12 años de los países más avanzados de Europa. Tenemos éste retraso tecnológico. Esta es la verdad y no la que quiere vendernos el Partido Popular. Desgraciadamente para el Partido Popular y para nosotros mismos, no estamos a la cabeza de Europa sino en la cola. Lo que considero una falacia es que la presencia de las iniciativas españolas en el mundo es el reflejo del Patriotismo Constitucional.

Por descontado, la ponencia no puede olvidarse de Europa, el gran caballo de batalla del señor Aznar. Escriben los ponentes:

"España, un país que ha sabido realizar tan profunda transformación tiene que ver el reto de la ampliación como una oportunidad."

¿Qué significa esto? La Unión Europea es gracias a España. De no haber tomado parte España, el Euro y la Unión Europea nunca se hubieran llevado a cabo. Una ostentación demasiado capciosa. El Partido Popular y Aznar creen que somos importantes. Les dejan hablar y esto les da alas. De momento no nos podemos comparar a Alemania, Francia o Inglaterra. Ellos están en la cabeza. Otros fueron los impulsores de la Unión Europea. No España. Recordemos que, cuando se creó el Mercado Común, España no estaba incluida. Como ha dicho Juan José Terraza, director nacional de fiscalidad de Ernest & Young: Francia y Alemania, con la colaboración de Italia, fueron los fundadores de la Unión Europea. Ingleses y españoles somos unos advenedizos en la UE. Fue a posteriori, junto con Portugal y Grecia, cuando entramos a formar parte de ella. Fuimos los de la cola y continuamos siéndolo. Ahora bien, una cosa es la realidad y otra la que quiere hacernos creer el señor Aznar.

Esta prepotencia les hace escribir: "Hasta el año 81, sólo hace 20 años, España era receptora de fondos de cooperación al desarrollo. Recibía fondos provenientes de países desarrollados. Hoy, en cambio, España está entre los diez países del mundo en aportación a la cooperación al desarrollo y es el octavo contribuyente al sistema general de las Naciones Unidas para la cooperación. De ser un país en vías de desarrollo, en tan sólo veinte años, nos hemos convertido en uno de los países desarrollados que, con profundo sentido de la solidaridad, mayor aportación hace a la cooperación."

Yo creo que primero tendríamos que arreglarnos nosotros para, después ayudar a los demás y no ir con la prepotencia de ayudar a los otros cuando, en el propio país hay carestías. Ellos, por lo visto, lo ven de manera diferente. Así nos va.

Ahora les toca el turno a los inmigrantes pues, como era lógico pensar, el Patriotismo Constitucional integra a los inmigrantes. Este término le sirve al Partido Popular para englobar todos los problemas y todas las virtudes que suceden y sucederán en España. Cualquier problema que pueda surgir en España se arreglará gracias al Patriotismo constitucional. Parece como si tuviéramos que darle gracias a Dios por tenerlo entre nosotros pues, nuestra salvación es segura. El Patriotismo constitucional es la gran panacea del gobierno del Partido Popular y, por derivada, la salvación de España y de los españoles. Volvamos al tema de la inmigración. Los ponentes defienden que:

"Una nación abierta a la integración de los inmigrantes (...) Necesitamos la inmigración y necesitamos regularla adecuadamente precisamente para garantizar los derechos de los inmigrantes y su adecuada integración (...) La lucha contra las mafias que trafican con personas humanas (…) La plena integración de los inmigrantes en nuestra sociedad. Aceptarlos con su cultura, sus costumbres; pero al mismo tiempo los inmigrantes tienen que aceptar nuestras costumbres, nuestro marco de convivencia, en libertad (…) Garantizar que los inmigrantes pueden disponer de un lugar de trabajo adecuado a sus posibilidades, y adecuado a nuestras necesidades."

Estoy de acuerdo con integrar a los inmigrantes y que ocupan puestos de trabajo. Todos tenemos derecho a él. No es un problema xenófobo o racista. Ahora bien, los inmigrantes tiene derecho a un trabajo, siempre que todos los españoles tengan un lugar de trabajo, es decir, cuando el paro en España sea 0, pensemos en su integración. No empecemos la casa por el tejado. Resolvamos primero los problemas internos y, luego, resolvamos la inmigración.

Por descontado, si vivimos en un país tan maravilloso, como se desprende después de leer la ponencia; si España va bien; es indudable, como expresan los ponentes, que España ha de ser una nación solidaria. Tal y como dicen:

"Si estamos convencidos que los valores de nuestra sociedad son dignos del esfuerzo que hemos hecho para conseguirlos, para vivir en ellos, tenemos que saber transmitirlos (...) España es hoy un país que necesita impulsar políticas de cooperación (…) La globalización es una oportunidad para todos los países del mundo. La libre circulación de ideas y culturas siempre ha sido una oportunidad de crecimiento intelectual (…) La globalización es también una oportunidad para nuestra cultura (…) Tenemos una gran riqueza lingüística (…) La globalización no es ningún peligro para las culturas propias; es una oportunidad para su difusión, para estar presentes en el mundo."

La globalización de las ideas y culturas no es un invento nuevo. Por supuesto que la globalización no es ningún peligro. Desde hace siglos, la música y el Arte han estado globalizados. El Renacimiento, el Barroco, el Rococó, el Romanticismo, han viajado por Europa, han globalizado Europa, y sus ideas han sido absorbidas tanto por músicos italianos, españoles, alemanes, ingleses e, incluso, rusos. Lo que piensan estos señores del Partido Popular, porque son poco leídos, es que, gracias a la globalización España podrá exportar cultura, cuando siempre la ha exportado.

Continúan diciendo lo ponentes:

"El Partido Popular sostiene y respalda la acción concretada de las democracias contra todos aquellos regímenes y organizaciones que presten amparo, cobertura o guarida a los terroristas (…) Como país no podemos permanecer al margen ni del esfuerzo colectivo en la batalla contra el terrorismo (…)El terrorismo no se arregla con el diálogo."

¿En qué quedamos? Este tema es demasiado complejo para integrarlo dentro del Patriotismo constitucional. Es un tema más antiguo que éste equívoco denominado Patriotismo Constitucional. Por lo cual, considero que es incoherente incluirlo dentro de él. Si siempre hemos sido contrarios al terrorismo, ¿por qué se aplaudió el atentado contra el Almirante Luis Carrero Blanco? Es una pregunta que dejo abierta.

Los ponentes terminan su ponencia con las siguientes conclusiones sobre el supuesto Patriotismo Constitucional. Según ellos éste engendró defenderá: la libertad como elemento básico de la convivencia; la convivencia con pleno respeto a las opiniones de los demás; la España plural y la pluralidad como riqueza (…) al defender España se defiende a todas y cada una de las lenguas, las tradiciones y las sensibilidades que integran la España plural; la solidaridad; una educación (…) la formación de ciudadanos libres y responsables; la modernidad.

Pero no acaba aquí. Gracias al Patriotismo constitucional participaremos en la construcción de Europa y nos sentiremos orgullosos de ser ciudadanos de España. Ante tal afirmación yo me pregunto: ¿para estar orgullosos de ser españoles tenemos que sucumbir al patriotismo constitucional? Yo creo que no. No estando de acuerdo con el Patriotismo Constitucional se puede ser tan español como los que creen en éste engendro político. Y acaban diciendo:

"Entendemos que el patriotismo constitucional es la expresión constructiva y ordenada de sentimientos de vinculación a la España de hoy, de manera que, siendo un concepto abierto, permite la inclusión de la derecha, del centro, de la izquierda y de los nacionalismos constitucionales respetuosos con la democracia."

"El patriotismo constitucional no se fundamenta en el dominio o derecho de la historia, la etnia, la raza, la comunidad de creencias y lengua o cualquier otra herencia, sea esta más o menos o imaginaria. Promueve políticas constitucionales para la integración de todos en un proyecto positivo y deseable de España (…) El patriotismo constitucional esta abierto a todos. "

Hasta aquí la ponencia sobre el Patriotismo Constitucional. Como ocurre muchas veces, esta ponencia quedará sin aplicación. Como ocurrirá con el Plan Hidrológico. Cambiará el gobierno o sus ministros y la ponencia caerá en el olvido. Quizás otro ministro u otro ponente le cambiarán el nombre. En otro Congreso Nacional se llamará "X". Se retocaran frases y se añadirán contenidos. Le limpiarán la cara. Después de incluirle algunas modificaciones, nos la volverán a presentar como un nuevo proyecto de todos los españoles.

Ahora bien, llámese como se llame, la estructura filosófica de éste término tiene un nombre que no pueden modificar ni cambiar. A lo largo de los años siempre ha sido igual. Todos conocemos la base ideológica y su nombre: Liberalismo.

De él nos tenemos que proteger. No tanto del Patriotismo Constitucional pues, es el disfraz que esconde la verdad. El liberalismo: anticatólico, centralista y desestabilizador está infiltrado en nuestro país. Aznar se vanagloria de serlo junto con sus amigos Blair y Berlusconi. Lo vimos recientemente en la Cumbre de líderes europeos, celebrada en Barcelona en marzo pasado. La Vanguardia publicó el siguiente titular: El liberalismo de Aznar, Blair y Berlusconi se enfrenta al muro franco-alemán. En uno de los artículos leemos: En Barcelona se enfrentan dos modelos para Europa. España, Reino Unido e Italia abanderan la escuela liberalizadora, partidaria de devolver a la iniciativa privada la gestión de la mayoría de los servicios públicos y de incentivar la creación de empleo con la desregularización del marcado laboral. La carta de Tony Blair y Silvio Berlusconi a José María Aznar resume esta tendencia: "Para prosperar (…) Europa necesita aprovechar su potencial de manera más efectiva: derribar las banderas a la innovación y la competencia, reformar los mercados laborales ineficientes, mejorar los recursos humanos".

Por lo tanto, contra éste sistema que pretenden imponernos debemos luchar porque, si no lo hacemos, perderemos todos aquellos valores por los cuales lucharon nuestros antepasados.

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César Alcalá

 


Revista Arbil nº 66

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