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| Revista Arbil nº 74 | |||
Lo sagrado y lo profano por David Amado Fernández ¿Por qué molesta que los templos se reserven a Dios? ¿No será que, en definitiva, quien molesta es Dios? Una sociedad laica acaba haciendo de Dios un ocupa | |||
| Desde su origen el hombre ha medido el tiempo y el espacio. Por eso, en todas las culturas existen días y lugares sagrados. No es sólo una forma de medir el paso de los días, ni de distribuir el hábitat, sino que ayuda a medir al hombre y a recordarle su relación con la transcendencia. Hace pocos días el Cardenal Antonio María Rouco Varela publicó un documento indicando del uso que debía darse a los templos. Eso, claro, ha indignado a algunos, especialmente a los medios de comunicación. Yo no los he seguido a todos. Soy adicto al tabaco, pero no quiero morir intoxicado de (des)-información. Perder los pulmones me da miedo, pero atrofiar las neuronas me produce pánico. Sólo vi un pequeño reportaje, en Tele 5, y me comentaron que hablaron de ello en la Ser y en El Mundo. Hace años, recuerdo, no se publicaba prensa los lunes. No es que los domingos no hubiera noticias, sino que se suponía que el hombre era más importante y podía vivir sin ellas. Había gente que sólo compraba el periódico los domingos. Era una forma de digerir las noticias. Ahora son ellas las que te devoran. Por eso nadie recuerda nada del día anterior, o de la semana pasada. En gran parte no es debido a que el tiempo se ha secularizado, se ha vuelto lineal, como un encefalograma plano. Cuanto más lineal fue el tiempo ( como los canales que sólo retransmiten noticias), peor para las constantes vitales de una sociedad. El cardenal Rouco ha dicho algo evidente. Debía recordarlo porque se han producido muchos abusos. Pero lo que ha dicho no es nada nuevo. La Iglesia de mi pueblo no la construyeron para hacer pases de modelos ni para escuchar conciertos de violín y arpa. La gente, entonces se arreglaba porque era domingo; iba allí a encontrarse con Dios, a rezar y a participar en la liturgia. Y eso exige un lugar especial. Ahora ya no se dejan fumar en las cafeterías, ni comer en los cines, ni tomar el sol en le Museo del Prado, ¿por qué entonces molesta que los templos se reserven a Dios? ¿No será que, en definitiva, quien molesta es Dios? Una sociedad laica acaba haciendo de Dios un ocupa.. ·- ·-· -··· ·· ·-·· | |||
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V Congreso Católicos y Vida Pública
